Confianza: La nueva frontera

Andrés F. Ugalde Vázquez @andresugaldev

Hay un tema me resulta fascinante. Según algunas recientes y disruptivas investigaciones, relativas al futuro de la economía mundial, el nuevo referente mundial, la nueva moneda de cambio en el futuro inmediato, no serán las divisas ni el oro, sino la confianza. Piénselo por un minuto: seguramente Usted, estimado lector, tendrá algún tipo de cuenta bancaria, lo que significa que una entidad un tanto etérea, que existe dentro del sistema financiero (llamada Buró de Crédito), le asignará una calificación: la letra “A” para quien es digno de la confianza de sus semejantes y hacia abajo hasta llegar a la “E” que lo convierte en paria.

Sin embargo ¿se ha puestos a pensar que este Buró no existe en a nivel internacional? En plena era del comercio global por medio digitales, cuando usted decide comprar, pongamos por caso un computador, por medio de alguna plataforma (Amazon, Alibaba, E-Bay, Mercado Libre, entre un largo etcétera), usted está haciendo un negocio con otra persona que puede estar en cualquier lugar del planeta. Usted no la conoce, no sabe quién es. Ella tampoco lo conoce a Usted. Entonces ¿Qué es lo que queda de por medio? Pues la confianza. Usted “confía” en la plataforma de comercio y la plataforma, al parecer, confía en el vendedor. Y entonces ya está… ¡Listo! Trato hecho…

Así visto, los niveles de confianza resultan cruciales para el desarrollo económico y, por supuesto, la estabilidad democrática. Y es aquí, donde inician los problemas: en Latinoamérica existe un nivel de confianza interpersonal (componente fundamental del capital social), que no supera el 20%. Y claro, si no confiamos en la gente del país, tampoco lo hacemos en sus gobernantes e instituciones.  Esto al punto que, en Latinoamérica, tradicionalmente inclinada a valorar la democracia, hoy existe una total indiferencia. Peor aún, las nuevas generaciones están trayendo de regreso la idea de un sistema autoritario, última frontera de quien ya no le cree a nada ni a nadie.

Si, la confianza, tanto en democracia como en economía, será el motor que impulsará la nueva concepción del desarrollo. La gran pregunta es: ¿estamos listos para ese futuro…? (O)