Geovanny Sigüenza y el taekwondo, una relación inquebrantable

Geovanny Patricio Sigüenza Alvarado es considerado uno de los mejores taekwondosistas del país. En su época dorada como deportista brilló en diferentes categorías a escala nacional e internacional.

Entregó múltiples títulos de campeón a la provincia. Sus patadas efectivas también le sirvieron para ser un destacado delantero en su época escolar y colegial.

“Esta disciplina me ha entregado mucho. Difícil recordar todo lo vivido en mi vida con dobok (vestimenta)”, comenta Sigüenza, reconocido por su disciplina y dedicación.

El ‘Sambo’ -como le dicen sus amigos más cercanos- comenzó a practicar el taekwondo a los seis años. Su mentor fue el profesor Marco Chango, quien también es su primo. A temprana edad, el deportista comenzó a mostrar sus condiciones. Le esperaba un futuro prometedor.

Luego de entrenar por tres años en una academia familiar, Sigüenza concreta su primer llamado a la selección del Azuay, a los nueve años.

Sin embargo, unas temporadas antes representó a Cañar, pero su cariño por la provincia fue más. A los 10 años ganó su primera medalla de oro, en Loja.

Consolidado y con experiencia, los títulos no tardaron en llegar. Pero el taekwondo no fue todo en su vida; su talento sirvió para destacarse en las canchas de fútbol.

Su olfato goleador ayudó para brillar en la escuela Hernán Cordero y en el colegio Benigno Malo, donde culminó sus estudios secundarios.

“Le mentiría, si digo, que todo fueron victorias. Cuando era niño fue un lujo tener un dobok, nos teníamos que ganar los implementos. El uniforme de la provincia siempre fue un honor, eso me volvía feliz. Me sacaba el aire para llegar allí”, explica el ahora entrenador con cinturón negro, cuarto Dan.

Equipo ecuatoriano

Tras algunas temporadas de defender con altura los colores del Azuay, llega su oportunidad para vestirse con la piel nacional. A los 16 años se concreta su primer llamado, gracias a un triunfo en un selectivo ante un representante de Pichincha. Este combate se dio en Manabí.

“Yo no era. Al rival que le gané, unos meses antes, me noqueó, pero tuve una revancha. Guambrito tuve mi primer uniforme tricolor, (sonríe)”.

El cuencano en ese entonces pertenecía a la categoría Fin, 50 kilogramos. Él, viajó a Colombia para un Campeonato Iberoamericano. Obtuvo una medalla de bronce. Este fue su primer logro como seleccionado nacional.

Geovanny se consolidó como deportista en el combinado nacional. Llegaron los retos más fuertes. En 1993 compitió en los Juegos Bolivarianos, que se cumplieron en Cochabamba, Bolivia.

Cuatro años más tarde se hace realidad uno de sus mayores logros en el taekwondo. En 1997 llegó en su mejor momento a los Juegos Bolivarianos de Arequipa, Perú. Allí ganó la medalla dorada en los 64 kilogramos.

En aquella ocasión fue de menos a más. En uno de sus combates, derrotó a un peleador dueño de casa. En la final venció a un deportista de Venezuela, con una técnica denominada ‘Yop chagui’.

“Estábamos empatados 2-2, pero aproveché su desconcentración y apliqué esta técnica. Gané el punto y lo saqué de la colchoneta. No hubo tiempo para más, todo el equipo festejó conmigo. La medalla fue la primera de muchas que Ecuador consiguió en esa edición”, recuerda el ‘Sambo’, quien se define como admirador de Bruce Lee.

Ese mismo año fue parte del equipo ecuatoriano que participó en el Campeonato Mundial de Hong Kong. En ese país, el Team tricolor fue el país de América con más combates ganados. En 1998, compite en los Juegos ODESUR, que se disputaron en esta ciudad.

Geovanny defendió su localía y consiguió una medalla de bronce. En 2001 nuevamente forma parte de la selección nacional y en los Juegos Bolivarianos de Ambato, obtiene una presea de plata.

A pesar de las alegrías, hubo un momento de tristeza para Sigüenza. En 1999 sufre una fractura de la tibia en pierna izquierda, en una justa en Colombia. Su recuperación duró un año.

“Sufrí mucho para recuperarme. Nunca pensé en retirarme, el taekwondo no solo fortalece en lo físico, sino que también influye en lo mental. Fue difícil regresar a mi nivel, tuve que aprender a patear con la derecha y yo soy zurdo, pero el miedo iba desapareciendo”.

Durante esos años inició sus estudios en la Universidad de Cuenca, en el área de Cultura Física.

También comenzó su época de formador en el Gimnasio Chango, luego pasó por Federación Deportiva del Azuay y también por el equipo ecuatoriano. Combinaba el trabajo con su etapa de taekwondosista.

Retiro como deportista

Tras una larga trayectoria como deportista, a los 27 años (2011), Geovanny decide su retiro de los combates, para dedicarse a ser entrenador y entregar más tiempo a su familia.

Ya como estratega crea su propia academia de taekwondo. Después, en el 2019, junto a su hermano (Guido) crea la Escuela Sport Marketing Sigüenza. Desde entonces no ha parado de crear nuevos talentos.

“Nuestra filosofía es diferente. Formamos primero al ser humano, y luego al campeón. Hay que adaptarse a la nueva sociedad. Nosotros no enseñamos a pelear, enseñamos a evitar las peleas”, resalta, el excampeón bolivariano.

El ‘Sambo’, ahora con 48 años, dedica su tiempo a la familia y a devolver lo que el taekwondo le enseñó en sus momentos dorados. Él no descarta, en un tiempo más, invertir para ascender al quinto Dan.

“Este deporte es un estilo de vida para mí. Soy una persona que destaca la marcialidad. Siempre he sido competitivo, pero los valores son primero…», añade el cuencano.