Conversatorios

Estefani Chalco Salgado

En estas semanas, he asistido a converatorios con estudiantes de instituciones educativas de nuestra ciudad. Uno, ante señoritas de colegio, por el Día de la Mujer, con miras a los desafíos de un futuro sin valores. Otro, con pequeños de 8 y 9 años, para explicar sobre el trabajo de voluntarios en un marco de aprendizaje sobre las profesiones.

Definitivamente, estos encuentros son importantes porque marcan en los pequeños alguna frase, una experiencia, una idea, una risa o un movimiento que puede tener mucho significado para ellos y su vida. Lo digo por experiencia. Recuerdo que mi primer voluntariado “individual;” es decir, al que fui sola por petición propia, ocurrió cuando tenía 11 años. Escuché a la hermana de una compañera, que iba los fines de semana a ayudar en un orfanato. Inmediatamente todo mi ser sintió la necesidad de asistir también. Rogaba a mis padres que me ayudaran a conseguir la autorización para ir como voluntaria a cuidar a los pequeños. Al principio, pensaron que lo olvidaría al cabo de unos días.

¡Trata de conseguir el teléfono para llamar! -me dijeron. Y yo, buscando en la guía telefónica “Orfanatorio” (primero con h, y luego sin). Lo cierto es que después de cumplir con algunos requerimientos de exámenes, certificado médico, asistir con los padres para una reunión, y otros, comencé a ir todos los sábados y domingos para apoyar la labor de cuidar a pequeños bebés, cambiarles, alimentarles, jugar con ellos, y darles cariño.

Así mismo, recuerdo claramente lo que sentí en algunas intervenciones de talleres, ponencias, y conversaciones con distintas personas a lo largo de mi niñez, adolescencia, vida universitaria e incluso hoy, como mujer adulta, profesional, madre de familia, y mucho más. A lo que quiero llegar es a que, una palabra tiene una fuerza impresionante. Lo que decimos ante una niña, un adolescente, una madre primeriza, una nueva funcionaria, puede marcar el futuro de sus pensamientos y sus acciones.

De ahí que la manera sobre cómo abordamos algún conversatorio, debe ser muy responsable, pensando más allá de la conveniencia propia, y sí, incluyendo valores en lo que exponemos, más aún cuando se trata de menores de edad, ya que indirectamente contribuimos a forjar su visión al futuro y en muchos casos, tocamos sus corazones puros. (O)