Expectativa por un juicio

Marco Carrión Calderón

Es una nueva vergüenza para Ecuador el juicio que en Estados Unidos se llevará a cabo, en los primeros días de abril, en contra de Carlos Pólit, ex contralor General del Estado. Mientras la “justicia ecuatoriana” dejó escapar tranquilamente a ese pillo, admirado y alabado repetidamente por el prófugo (seguramente por ser de la misma ralea), en Estados Unidos fue apresado y va a ser sometido a juicio debido al delito de lavado de activos de dinero proveniente de sobornos de Odebetch.

El hecho de que este proceso judicial se lleve a cabo en el país del norte es muy importante porque podemos esar casi sguros de que en realidad se hará justicia y que, si en realidad cometió los delitos que se le imputan, como los ecuatorianos sabemos bien que es así, tendrá que cumplir la condena de manera segura. Allá no es como aquí que se compra jueces, que se pone en juego toda clase de influencias, de amiguismos y compadrazgos para que los cargos sean desestimados, para que la reiterada postergación intencionada de las audiencias haga que el juicio prescriba y el pillo quede impune. Alla no habrá lugar para las famosas medidas sustitutivas para que un culpable pueda burlase de la justicia y de todo el país.

En un poco tiempo más vamos a poder ver cómo es una justicia verdadera y cómo una sentencia se cumple de manera inexorable. Por estas razones los ecuatorianos podemos sentirnos tranquilos, aunque avergonzados. Ese indigno ex contralor a quien el CPCCS le daba calificaciones de 100 sobre 100, para obedecer, seguramente, las órdenes emanadas del prófugo, va a tener que pagar en justicia por sus delitos. Cómo no hubieran querido el prófugo y los de la RC que sea juzgado en el Ecuador para que no suceda lo que va a suceder en Estados Unidos. Cuánto dinero habrá robado que sólo en calidad de fianza deposita 14 millones de dólares

Qué abismal y vergonzosa diferencia entre nuestra justicia y la que existe en Estados Unidos que, seguramente tendrá falencias, pero mientras acá nuestros jueces están aliados con los delincuentes, como demuestran los casos Metástasis y Purga, y además de cobrar por el diferimiento de los juicos llegan a cobrar por las sentencias y han establecido un tarifario para ello. (O)