Muertes en las vías

Las vías siguen y seguirán siendo escenarios de muerte, mientras los conductores de vehículos no recapaciten, si es posible hora tras hora, sobre su responsabilidad frente al volante.

Para el caso, no importa si son choferes con licencia de profesional o no profesional.

Pero la lección no es aprendida. Ni siquiera por el sentido de sobrevivencia. Cuando ocurre un accidente de tránsito con saldo de muertos y heridos la reflexión es pasajera.

Conducir siempre a la defensiva, “con la cabeza” como dicen los letreros colocados en las vías, no parece ser regla general para ciertos choferes.

Este lunes, como en tantos otros lugares, en la Panamericana Sur, a la altura de Tarqui, parroquia rural del cantón Cuenca, una joven médico, en plenitud de su vida, con aspiraciones profesionales aún por cumplir, fue víctima mortal de un chofer irresponsable. Conducía por una secundaria, pero lo ignoró, embistiendo al pequeño automotor en cuyo interior iban cuatro seres humanos, tan humanos como él.

Otra vida truncada para alimentar estadísticas de las muertes por accidentes de tránsito, la mayoría producto de choferes irresponsables, faltos de pericia, de competir por pasajeros si conducen buses de transporte público, de usar los celulares mientras manejan, cuando no, de haber ingerido licor, o de creerse superdotados.

En estos días, en un tramo de la vía Cuenca-Girón-Pasaje construyen una variante. Está habilitado solo un carril. Se forman largas filas de vehículos, en especial los fines de semana y por las noches. Nadie puede rebasar mientras no lo dispongan quienes dan tránsito. Eso se supone. Eso lo respetan muchos; no así unos pocos abusivos, desaprensivos y prepotentes. Las consecuencias son deducibles.

Previo a obtener la licencia o de renovarla, los conductores rinden las pruebas correspondientes. Aprenden de memoria; pero tan pronto salen a las vías las olvidan o las irrespetan. Esto nos refleja como país, como sociedad.