Diversidades

Aníbal Fernando Bonilla

En el tejido social sobresale una composición heterogénea, cuya vastedad va de la mano de la evolución y circunstancias inherentes a su fundamentación múltiple. Tal estructura tiene raíces étnicas variadas, como son los pueblos indígenas o afrodescendientes, que han transitado preteridos por un proceso paulatino de incorporación con miradas monoculturales, especialmente desde el mestizaje.

En las últimas décadas esas miradas han dado un vuelco en dirección multicultural, como respuesta a las legítimas exigencias integradoras de carácter interétnico. Desde luego, no es fácil la aplicación de aquel planteamiento de la unidad en la diversidad. Más, cuando persisten secuelas colonialistas, que derivan en neocolonialismo. Aunque se dan esfuerzos para que las voces tiendan puentes de diálogo entre etnias diferentes, enriqueciendo los canales de interacción comunitaria. Históricamente, la condición de ser distintos ha conllevado a una relación compleja entre los sujetos sociales. No obstante, el debate por afianzar sociedades inclusivas ha puesto en la palestra la reivindicación de las otras realidades periféricas invisibilizadas. Hay estamentos que, teniendo un rol predominante, no han contribuido como se debería al cambio social. Así, los medios de comunicación que confunden desde una narrativa equivocada la conceptualización de la pobreza (a veces limitándose al morbo y el amarillismo). O, las fuentes oficiales que victimizan o a su vez criminalizan a los pueblos indígenas, según sea el caso y los intereses interpuestos por los sectores políticos en el poder (en contubernio con sus aliados empresariales). Entonces, la minimización del argumento se genera cuando comunidades originarias que rechazan políticas extractivistas son calificadas de terroristas, sin profundizar la problemática y demanda de aquellas alteridades (por ejemplo, no se pueden soslayar los desplazamientos, y la irrupción de fronteras).

Es ahí, donde se percibe la discriminación frente a la valoración del otro. Hay un desconocimiento de la significación del fenómeno interétnico, cuya responsabilidad es compartida entre todas y todos (sistema educativo, periodismo, núcleos familiares) para alcanzar el reconocimiento identitario conjunto. Desde otros saberes. Desde el rescate de las lenguas nativas. Desde la revitalización de los orígenes. Desde otras formas de construir el conocimiento, la epistemología. Asimilando que los beneficios, los logros y hasta las contradicciones tienen que asumirse colectivamente, en el marco de la interculturalidad entendida como la consecuencia de la comunidad diversa. (O)