Ampliar la esfera del amor

 Hernán Abad Rodas

Pienso que es una pena que la civilización moderna haya incrementado los sufrimientos de la mujer, la codicia y la vanidad incentivada por la sociedad de consumo en la que vivimos inmersos, las convierte en prisioneras de las vicisitudes del tiempo.

Si la madre y la mujer se elevan en un aspecto y se retrasan en otro, es porque el áspero sendero que conduce a la cima de la montaña, no está libre de las emboscadas que le tienden los ladrones y los mentirosos. Dos de las características sobresalientes de las mujeres son: la pureza en relación con el amor y la tendencia a ser muy posesivas y en algunas se manifiesta en mayor medida.

Creo que el amor en la mujer puede llegar a ser una gran fuerza social. Sin embargo, la condición posesiva, si bien intensifica el amor por la persona amada, puede hacer que el amor sea un sentimiento estrecho. De aquí la importancia de ampliar la esfera de amor, de tal forma que éste no se limite a aquellas personas inmediatamente asociadas con nosotros, sino que es menester que ese sentimiento se proyecte a toda la sociedad.

Si hombres y mujeres fuesen capaces de asumir una actitud amplia en lo tocante al amor, que es parte de los seres humanos, se podría encontrar un punto de partida para crear una nueva imagen de la humanidad en virtud de la acción independiente de hombres y mujeres.

Las mujeres dan a luz nuevas vidas, ellas aman la vida más que los hombres y odian más que éstos a todo cuanto amenace la vida. A causa de este amor por la vida que se alienta en el corazón de la mujer, la capacidad de amar de ellas puede alcanzar una escala universal. Admito que el amor puede ser más fuerte en ellas y la belicosidad más débil que en los hombres; esta virtud femenina podría ayudar considerablemente a la humanidad a alcanzar dos de los objetivos que debieran idealmente lograrse en el futuro próximo: la abolición de la guerra y la reducción de la competencia agresiva.

Un modo de regenerar el amor en nuestro mundo, es que la gente llegue a comprender el significado de su propia vida, la del universo y de la relación que hay entre estas dos clases de vida. Me parece que lo que digo es cierto, porque sólo es posible comprender la vida de los demás, cuando uno mismo comprende el sentido de su propia vida.

Vivir es recordar y recordar es volver a vivir. Mayo mes de la madre: Querida mamá, hoy y siempre estarás como el viento en el invierno, durmiendo en el corazón de los frutos, en los pétalos de las rosas y en los oídos del trigo, ¿a dónde transportas este día y mes mi corazón, mi suspiro, mi aliento y mi sonrisa?, ¿qué haces con la flamante antorcha de mi alma? ¿La llevas más allá del horizonte de la vida?

En el silencio de mis noches lejanas de niño, cuando la oscuridad de la noche me infundía miedo, la autora de mis días venía a mi habitación, y de pie junto a mi lecho, con expresión de una madre cariñosa susurraba a mi oído: he escuchado los gemidos de tu alma, he venido a consolarte, ábreme tu corazón que lo llenaré de luz y de paz. Luego me quedaba profundamente dormido.  (O)