El fin de diciembre motiva a las acostumbradas valoraciones. El escenario político requiere esa mirada en retrospectiva para que la sociedad pueda reflexionar sobre lo actuado y proyectar las cartas que estarán sobre la mesa. Si bien la vacunación fue lo más importante de la agenda en 2021, no existe claridad en la agenda política del 2022, ni siquiera los efectos de las mesas de negociación que fueron resultado de 18 días de movilización de mediados del año, son los suficientemente palpables como para poder afirmar que existe un logro en ese ámbito. Las cifras económicas tampoco han sido lo suficientemente importantes como para que la población pueda percibir un mejor escenario. La valoración sobre el ánimo político y la expectativa económica siguen siguiendo muy negativas. Todo esto deja como conclusión que se ha vivido un año con resultados intrascendentes.
El saldo negativo es evidente en la inseguridad y en la violencia carcelaria. Se registran altos porcentajes en las cifras de asesinatos en las calles y cometidos bajo modalidades espeluznantes. El ambiente de incertidumbre se profundiza con la desconfianza en la Institución de la Policía, provocado por la desaparición y muerte de la Abogada María Belén Bernal y por el manejo gubernamental en esta materia.
A este doloroso contexto se le añaden los errores en la gestión de la expectativa en el discurso gubernamental. Anunciar la venta del avión Legacy para luego retractarse, la liberación del visado Schengen para luego postergarlo, la declaración del fin de la pandemia para volver a las mascarillas, y la recurrente acusación a políticos de la oposición ya sea de corrupción o narcotráfico, sin presentar acciones concretas en la instancia judicial. Todas estas acciones son ejemplo de la improvisación gubernamental que genera mayor dificultad a la hora de entregar resultados como la nueva ley de comunicación, o la agenda de la visita a Estados Unidos.
Las dificultades del 2022 pronto se encontrarán con los desafíos del 2023, sobre todo por la agenda electoral del primer trimestre. Los resultados de la Consulta Popular y de la configuración de fuerzas políticas luego de las elecciones seccionales serán la pauta para arrancar la gestión gubernamental ante una posible nueva configuración política que obligue al gobierno a establecer canales de relación con otras figuras del concierto político central y seccional. Si el resultado a nivel seccional y a nivel nacional, pensando en la Consulta Popular, no le es del todo favorable, el inicio del año político no será tan optimista como el gobierno espera.