Quienes creyeron que el arribo del Presidente Guillermo Lasso a Cuenca el pasado miércoles 15 de marzo, fue para atender el pedido de la “Asamblea ciudadana, por la vialidad del Azuay”, que representa a toda la provincia, para el arreglo urgente de la red vial primaria estatal en estado calamitoso, se equivocaron pues el mandatario ni respondió la comunicación ni destinó tiempo para escuchar sobre la crisis vial, desaire que ha causado indignación.
El Lcdo en Marketing Darío Herrera, Ministro de Transporte y Obras Públicas, llegó el mismo día y se reunió con el Comité de Vialidad por 40 minutos, pero sin dar respuesta alguna al listado de intervenciones solicitadas y la petición en declarar emergencia vial para destinar recursos en la rehabilitación y reconstrucción a corto y mediano plazo de las fundamentales arterias: Cuenca – Molleturo – El Empalme, Biblián – Zhud – Alausí, Cuenca – Girón – Pasaje, Gualaceo – Limón, Paute – Guarumales – Méndez y Sígsig – Gualaquiza.
Es evidente que el Ministro está muy mal informado al pensar que el estado actual desastroso de nuestras vías inclusive con cierres de la Girón-Pasaje, la Chunchi-Alausí-Riobamba, con molestias y pérdidas millonarias para la región se debe a la estación invernal, pues los meses de marzo y abril registran altas precipitaciones cada año en costa y sierra. Las pésimas carreteras se deben a la falta de mantenimiento rutinario y preventivo tanto en el Gobierno de Lenin Moreno como en el actual Gobierno, pues no se ve ni siquiera una carretilla haciendo limpieza de cunetas y menos intervenciones en zonas geológicamente inestables con drenes, subdrenes, etc, pero el ministro se limitó a culpar a “San Pedro”. Expresó además que ni siquiera había leído la comunicación enviada el pasado 8 de marzo.
A oídos sordos no hay otro camino que intensificar las protestas, pues la vialidad es esencial para el Azuay, por lo que se convoca a la gran marcha en contra del abandono vial azuayo y austral.
Estos dias en los cuales se tramita el juicio político al presidente Lasso en la Asamblea Nacional, los azuayos nos preguntamos: ¿vale la pena defender a un gobierno indolente de quien no hemos recibido nada más que desaires y marginación? (O)