Raúl Ortega Espinoza tiene 81 años. Todos le conocen como ‘Gato’. “Muchos dicen que es por mi físico, por mis ojos; otros, por la habilidad que tenía en mi juego”. El baloncesto es parte de su vida desde los 12 años.
En la Escuela de los Hermanos Cristianos, que estaba ubicada en las calles Borrero y Gran Colombia, jugaba desde el quinto grado. Cuando llegué al Colegio La Salle (que estaba en el mismo lugar) vi entrenar a la selección y me gustó tanto el básquetbol que me dediqué con alma, vida y corazón.
Como seleccionado provincial recibió algunos reconocimientos. El que más recuerda, aunque no con precisión el año, fue cuando en un Campeonato Nacional Absoluto, en Esmeraldas, marcó un récord de 40 puntos en un solo partido y le designaron como el MVP (Jugador más Valioso).
Recuerdo que me fui a jugar el torneo en un pie. Estaba jugando muy bien, no podían contenerme. Entonces entró un jugador de Esmeraldas. Se dio la vuelta a mi alrededor, buscó el pie que tenía lesionado y me comenzó a patear. Me tiré al suelo del dolor, pero aun así seguí jugando y marqué el récord.
Con la Selección Nacional jugó en Argentina. Sus virtudes dentro de la cancha no pasaron desapercibidas por el Atletic Club, de Guayaquil. “Fui requerido, en algunas ocasiones, para los partidos más difíciles que tenían. Yo iba, jugaba y regresaba. Eran parte del equipo Nicolás Lapentti, Pablo Sandiford, entre otros”.
Cuentan los libros de historia que el ‘Gato’, en las décadas del 40, 50 y 60, formó parte de una nueva generación de basquetbolistas “con mejor preparación técnica acorde a las demandas de la época”. En ese distinguido grupo figuran también otros azuayos como Jorge Harris, Casimiro Torres, Hugo Abril, entre otros.
Como jugador siempre me caractericé por tener un buen emboque, mucha habilidad, mucha destreza en mis desplazamientos. Era el mayor encestador en casi todos los torneos.
Faceta de entrenador
En su faceta de entrenador obtuvo becas para acrecentar sus conocimientos en México y Estados Unidos. Fue profesor en los colegios Manuela Garaicoa, Rafael Borja, Daniel Córdova y durante 25 años en el Instituto de Educación Física de la Universidad de Cuenca.
Fui exigente y respetuoso. Son las virtudes más grandes que puede tener un entrenador.
En 1983 fundó su propia Academia. Hace 12 años le encargó a su hijo que lleva el mismo nombre (Raúl) y hasta el sobrenombre. “Fue mi alumno desde los cuatro años. A los 12 pasó a ser monitor. En las primeras clases siempre me presentaba ante mis alumnos: yo soy el Gato Ortega y él es el Gato Chico”.
El sábado 25 de marzo, un grupo de exalumnos con apoyo de la Federación Deportiva del Azuay le brindarán un homenaje en reconocimiento a su trayectoria y sobre todo a lo que inculcó en ellos como entrenador.
El deporte me dejo satisfacciones, amistades. Todos me conocen y me tratan con mucho cariño y respeto. A Dios gracias, creo que todos los sueños que he tenido se han hecho realidad por ese trabajo disciplinado, constante y honesto.
El evento será a las 10:00 en el Coliseo Jefferson Pérez. El ‘Gato’ asegura que en dicho acto revelará una vivencia que nunca la hizo pública y que hasta ahora solo conoce su familia.
Hoy disfruta en paz y en compañía de los suyos la jubilación. Hace ejercicio todas las mañanas. Trota tres veces por semana y dos veces va a hacer natación.
Los tiempos son otros
El básquetbol ha venido tan a menos últimamente. Antes era un orgullo participar en un campeonato intercolegial, interprovincial. Imagino que los principales motivos son la falta de entrenadores calificados, especializados y mayor interés de parte de los colegios, de los clubes particulares.
Raúl Ortega
Gratitud de sus exalumnos
El sábado 25 de marzo a las 10:00, Raúl ‘Gato’ Ortega Espinoza recibirá un homenaje de quienes fueron sus alumnos. Todos destacan del ‘Gato’ su capacidad para formar deportistas íntegros. Coinciden en que la disciplina, el esfuerzo y valores que les inculcó en el deporte les sirvió en otras actividades de la vida diaria.
El Gato inculcó en nosotros el tema de la disciplina y el darse o entregarse a una causa. Formó parte de un equipo que se llamó LDE. Fue conformado por los mejores deportistas de los colegios entre los que estaban Raúl (Ortega), su hermano Mario, Jorge Harris, Pedro Vintimilla, Chelo Jaramillo…, era un equipazo. Equipo que venía a Cuenca era derrotado. Llegó Regatas de Lima, de Perú, con los hermanos Duarte, famosos a nivel sudamericano, y aquí les ganaron. Raúl siempre descolló como el mejor de todos.
Iván Castro, exalumno