La revolución tecnológica avanza a pasos desenfrenados. Así es my friend. Si pensaba que las películas de ciencia ficción se iban a quedar solo en los guiones, pues se ha equivocado y de largo. Poco a poco la tecnología ha desplazado la mano del hombre y va por más. Pero bueno. Hay que tomar al toro por los cuernos, para usar esos avances a nuestro favor.
Ahora vemos como la inteligencia artificial (IA) está abarcando muchos ámbitos. Por ejemplo, usted puede pedirle a la famosa página ChatGPT que elabore una imagen de acuerdo con sus necesidades y la tecnología hará lo suyo. Ya no será necesario el trabajo de un diseñador o de un ilustrador. Preocupante ¿verdad?
No se asuste, esas maquinitas no funcionan solas. Necesitan las instrucciones de un humano, para que ejecute sus especificaciones. Pero bueno, vamos a enfocarnos en nuestro tema. Es que la IA también llegará a la política. Eso no lo dudo.
Imaginemos un escenario. Los ciudadanos hemos sido convocados a elecciones. Pues, bueno. Se le pediría a la IA que construya un candidato con ciertas características, que le permitan conectarse con las necesidades de la población. ¡Increíble! Pero falta. A esas páginas se las puede sugerir que elaboren discursos, debates, mensajes políticos y mucho más con tan solo un clic.
Además, con la IA se crearían planes de campaña a media de las necesidades del electorado. Entonces, déjeme decirle que este avance volverá sencilla la elaboración de estrategias y propuestas electorales. En resumen, todo será más fácil y rápido.
Y ni hablar de los distinguidos asambleístas. Ellos darían instrucciones a la IA para que elabore proyectos de ley. “Redactarán” cuete los cuerpos legales. Pero estoy seguro de que con el coeficiente intelectual que se cargan algunos padres de la patria, ni con la IA harían un papel digno en ese espacio lleno de habladores. (O)