ANTA, el primer vehículo autónomo de Latinoamérica que construyó la UPS

Hasta antes de la presentación, no había mayores expectativas en el auditorio de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS). A los asistentes, en su mayoría estudiantes, les habían hablado de un proyecto de investigación que alistaba la institución cuencana.

Lo que se esperaba en el evento, que se desarrolló la noche del 13 de abril, eran un par de detalles, los objetivos, y la proyección de algún avance entre los asistentes de algo que desconocían.

Pero todo cambió cuando, entre bengalas, sobre el escenario, apareció ANTA, un vehículo autónomo, un vehículo que, a través de cámaras y sensores empezó a identificar a las personas que tenía en frente.

Entonces las caras de sorpresa y los aplausos de los asistentes no faltaron mientras la Universidad Politécnica Salesiana develaba no solo un proyecto, sino ya un objetivo físico, un objeto nunca antes construido en Latinoamérica: un vehículo eléctrico que se maneja solo.  

Lo que inició sin mayor interés se convirtió en un espacio en el que la Universidad Politécnica Salesiana empezó, públicamente, a compartir un proyecto que cambiará el transporte de las personas en los próximos años.

“Hace un año nació la idea, y ahora lo estamos cristalizando. Tenemos ya nuestra primera plataforma de vehículo autónomo, ya con funcionalidades, ya con las primeras experimentaciones y con los primeros resultados satisfactorios”, explicó Diego Valladolid.

Diego es un ingeniero que estuvo a cargo de coordinar el proyecto, al que denominaron ANTA, cuya palabra proviene del Kichwa Antagua, que significa auto.

Junto a estudiantes y docentes expertos en ingeniería, automotriz, computación y electrónica se propusieron a crear el primer vehículo autónomo de Latinoamérica. Y tras docenas de pruebas y errores, su proyecto tomó forma mucho antes de los plazos que se establecieron.

Por ejemplo, ANTA ya puede seguir pequeñas trayectorias y tiene la capacidad de superar obstáculos por sí solo. Estos adelantos, según Valladolid, les hace pensar que, en menos de un año, el vehículo ya estará en las calles de Cuenca.

Completa autonomía

Por ahora, el vehículo que presentaron los investigadores es un laboratorio. Desde afuera se puede observar un sinnúmero de piezas que conforman a ANTA. Pero pronto cada una de ellas formarán parte de una carrocería.

ANTA también cuenta con inteligencia artificial, ya que la idea es que el vehículo aprenda a desenvolverse solo una vez que salga a las calles.

Por todas esas características, los docentes que están detrás del proyecto explicaron a El Mercurio que ANTA está catalogado como nivel 4 y 5 en la escala de vehículos autónomos.

El nivel 1 y 2 están aquellos vehículos que tienen ciertas herramientas autónomas, como establecer una velocidad. En el nivel 3 están los vehículos que son autónomos, pero todavía tienen un volante y pedales.

Mientras que, en el nivel 4 y 5, están los vehículos que se manejan solos. Solo tienen un botón que se lo usa en caso de emergencia.

Reducir contaminación

ANTA llega en un momento en que la Universidad Politécnica Salesiana está enfocada en contribuir a la reducción del impacto ambiental que genera el transporte vehicular, y en brindar tecnologías que puedan adaptarse, por ejemplo, a las personas con algún tipo de limitaciones físicas para movilizarse.

“Algunos datos evidencian la necesidad de desarrollar tecnologías más eficientes y sostenibles en el área de la movilidad. Más de un cuarto de todas las emisiones relacionadas con el uso de la energía en el mundo son causadas por el transporte de personas y bienes”, explicó Juan Cárdenas, rector de la UPS.

Bajo esas premisas es que la universidad apoyó con todo su contingente para que se construya ANTA, el vehículo que podría poner a Cuenca, a través de sus académicos y estudiantes, entre las ciudades que están revolucionando con las nuevas tecnologías. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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