Rossy Álvarez, nadadora paralímpica, sueña con representar al país a escala internacional. Hace cinco años fue atropellada mientras entrenaba atletismo. Producto de este accidente tuvo una amputación de su pierna izquierda. A pesar de ello no decayó en su objetivo de destacarse en las disciplinas acuáticas.
En el último Campeonato Nacional de Paranatación disputado días atrás en Guayaquil, la azuaya cosechó cuatro medallas de oro, en 100 metros libre, 50 metros mariposa, 50 metros libre, y un bronce en 100 metros pecho. Todas las preseas las logró en la categoría S10 damas.
Estos resultados le han motivado para seguir con el mismo ímpetu en sus entrenamientos, que son comandados por el estratega Marcelo Campoverde, en la Piscina Olímpica del Complejo Bolivariano.
Para la azuaya, de 17 años, la natación, ha sido una ayuda para continuar con la actividad física. Recuerda Álvarez que de pequeña ya incursionó en este deporte, pero luego su gusto se declinó por el atletismo.
“Tengo bastantes metas por cumplir. Por ahora me concentro en lo pequeño para luego enfocarme en lo grande”, comenta la cuencana.
De acuerdo a la braceadora local, incursionar en esta disciplina no ha sido una tarea difícil, puesto que sus entrenamientos los cumple pocas horas de salir del colegio. La deportista en la actualidad cursa el segundo año de bachillerato en la Unidad Educativa Corazón de María.
Rossy asiste de lunes a sábado a la Piscina Olímpica para pulir su técnica. Aunque en esta temporada también se dio tiempo para debutar en aguas abiertas.
“En Salinas competí en 1.000 metros. Aún me falta resistencia”, detalla.
La azuaya se define como una deportista fuerte y alegre. En su mente no existe darse por vencida, más bien cada día se enfoca más en mejorar y pulir su técnica para eventos futuros.
Comparte que en la vida y en el deporte siempre habrá obstáculos “pero cada quien pone su granito de arena para sobresalir. Tengo miedos, pero los enfrento”.
Sus pruebas favoritas son los 100 metros libre y 100 metros espalda. Aunque no descarta que en los próximos meses buscará mejorar su marca en los cinco kilómetros.
En sus ratos libres aprovecha para dibujar y dar vueltas en bicicleta. En ese periodo también incluye sus tareas pendientes del colegio.
“Todo depende de uno mismo. Para todo hay que esforzarse. En cualquier actividad no existen los límites”, añade la nadadora.
Motivación
Una de las grandes motivadoras de la braceadora cuencana es su mamá, Rossy Romero. Ella procura estar en la mayoría de entrenamientos. En las competencias es la primera que anima a su hija.
Romero destaca que fue una buena decisión apoyar a su hija en este deporte. “Ella encontró un refugio en la natación. Nos comentaron que tiene futuro, sé que va a conseguir sus objetivos”, resalta.
- Tras sufrir el accidente, la deportista azuaya estuvo internada cuatro meses en una casa de salud. Luego de ese periodo, los médicos trataron de salvar su extremidad. Sin embargo, su pierna izquierda fue amputada.
El trabajo es igual, no hay discriminación. Ella me ha enseñado muchas cosas. Lleva dos años entrenando y ya ha mostrado sus cualidades. Destaco su ánimo y perseverancia”
Marcelo Campoverde, entrenador.