Pues sí. Eso es lo que están pidiendo algunos políticos que perdieron las elecciones pasadas y ahora han puesto sus ojos para ir a la Asamblea Nacional. Usted sabe. Se han quedado picados porque perdieron. Y el sueldo de un honorable asambleísta no esta nada mal.
Algunos son bien tercos. Han asomado en las papeletas para ser diputados, concejales, líderes barriales, presidentes de las juntas parroquiales, prefectos, alcaldes, estrellitas de Navidad y una que otra elección. Pero, no han ganado. Ahora, lo que hacen estos distinguidos personajes, que dicen que se “preocupan” por los ciudadanos, es pararse de lengua para encabezar las listas y llegar al Congreso. No importa el tiempo. Aunque sea un añito, pues hay que matar ese gusanito.
Las ansias de llegar al poder son evidentes. No importa la filosofía política. Aquí lo que interesa es obtener los votos. ¿Y los ofrecimientos de campaña?, quedarán en algún archivo. Ganan las elecciones y vienen a Cuenca solo los fines de semana y unos cuantos feriados para disfrutar con su familia. Aprovechan la visita para dar unas cuantas entrevistas. Dicen que han propuesto alguna norma para ayudar a quien sabe quién y se esfuman. Esa es su rendición de cuentas.
Seamos claros. ¿Cómo perderse la increíble oportunidad laboral en la Asamblea Nacional? Miremos. Un honorable tiene un sueldo de 4 lucas. A parte, lo acompañan unos cuantos “asesores”. Y si es medio sapo, les cobra un diezmo. También tienen unos extras por vivir lejos de su casita y unos cuantos boletos de avión. Asimismo, si es un político corrupto pedirá que le repartan cierto ministerio o que alguna entidad pública contrate con las empresas de sus panas. ¡Negocio redondo!
En fin, el calendario electoral avanza y no hay tiempo que perder. My friend, no se dejará ver la cara. Ahora más que nunca necesitamos que reflexione su voto. Veamos a los más indicados para que manejen las riendas del país. (O)