Unos 145 mil vehículos circulan a diario en Cuenca. Cada año son más. En calles y avenidas altamente transitadas los semáforos están mal sincronizados. Algunas intersecciones, por el trazado “poco técnico” de las calles, son un problema. Los “experimentos” de circulación son poco efectivos. Los “pasos deprimidos” brindan soluciones parciales. Hay redondeles, en algunos casos, cada cien metros. La costumbre ciudadana de viajar en sus carros así sea una cuadra desde su casa. No existe una circunvalación. Hay accesos “embudo”, sobre todo desde el sur.
Esa lista, a lo mejor queda corta para citar las causas del congestionamiento vehicular en la ciudad, en cuyos “alares” se ubica la terminal terrestre, de por sí insuficiente, el aeropuerto y un mercado como El Arenal, convertido en feria de todo y para todos.
En estos días sube de tono el reclamo por la pésima sincronización de los semáforos. Lejos de ser solución, entorpecen. Son, incluso, un riesgo.
Funcionarios de la Dirección de Movilidad comprobaron esa realidad durante un recorrido. El problema mayor está en varias intersecciones con la Av. De Las Américas. Igual en calles como Unidad Nacional, Gran Colombia, Mariscal Lamar y Av. España, entre otras.
Se prepara un informe con el esquema para mejorar las fases semaforizadas, cuya efectividad será evaluada y puesta en práctica. Debe de serlo.
Siempre se dijo: los problemas de movilidad son estructurales. Se agravaron con el incremento inusitado del parque automotor. Ha rebasado cualquier intento por solucionarlo.
La ruta tranviaria puso lo suyo en ese “nudo vehicular”. Eliminó uno de los carriles de la Av. De Las Américas, el único desfogue del tráfico en sentido sur-norte y viceversa. He allí las consecuencias.
Tales problemas, pese a algunas obras paliativas, han sido la gran asignatura no aprobada por las diversas administraciones municipales. ¿También lo será para la actual, recién estrenada?