Ante la inminente llegada de El Niño, las prefecturas de Azuay y Cañar toman precauciones, la mayoría encaminadas a prevenir o hacer menos letales los efectos de ese fenómeno climático, por su puesto, impredecibles.
De acuerdo a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, siete cantones azuayos están en riesgo al ubicarse por debajo de los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Entre ellos, Ponce Enríquez, Santa Isabel, Pucará y Cuenca. Se refiere a sus zonas costeras.
En el caso de la vecina provincia constan los cantones Cañar, Suscal y La Troncal.
Las prefecturas elaboran planes de contingencia, involucrando a Alcaldías y Juntas Parroquiales Rurales. Quieren, además, coordinar con sus similares, por ejemplo con Guayas.
El plan del Azuay contempla acciones preventivas, de respuesta y de rehabilitación. Todas tienen relación entre sí.
Cuando ocurre un fenómeno natural, la capacidad de respuesta institucional y de la población afectada, es fundamental, en especial en casos de evacuación y, como parte de esta, de tener listos albergues, alimentos y vituallas.
Eso dará cuenta de cuan preparados estuvieron; igual para la reconstrucción. Los recursos económicos serán no solo necesarios, sino urgentes.
Según la información obtenida por la prefectura de Azuay, los daños mayores se verán en las vías, puentes, sistemas de riego y cultivos. Similares efectos se sentirán en Cañar.
La movilización de todas las maquinarias disponibles a las zonas afectadas, en algún momento será inminente. A los sectores de la provincia donde estarán trabajando esos equipos deberá alertarse con tiempo sobre esa potencial decisión a fin de evitar reclamos. Comprensión y solidaridad también prevalecen en momentos de emergencia.
Pese al apremio económico y a otros limitantes, las dos prefecturas se dinamizan; pero es necesario –insistimos – la coordinación interinstitucional y el involucramiento de las comunidades.
Prefecturas en acción
Ante la inminente llegada de El Niño, las prefecturas de Azuay y Cañar toman precauciones, la mayoría encaminadas a prevenir o hacer menos letales los efectos de ese fenómeno climático, por su puesto, impredecibles.
De acuerdo a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, siete cantones azuayos están en riesgo al ubicarse por debajo de los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Entre ellos, Ponce Enríquez, Santa Isabel, Pucará y Cuenca. Se refiere a sus zonas costeras.
En el caso de la vecina provincia constan los cantones Cañar, Suscal y La Troncal.
Las prefecturas elaboran planes de contingencia, involucrando a Alcaldías y Juntas Parroquiales Rurales. Quieren, además, coordinar con sus similares, por ejemplo con Guayas.
El plan del Azuay contempla acciones preventivas, de respuesta y de rehabilitación. Todas tienen relación entre sí.
Cuando ocurre un fenómeno natural, la capacidad de respuesta institucional y de la población afectada, es fundamental, en especial en casos de evacuación y, como parte de esta, de tener listos albergues, alimentos y vituallas.
Eso dará cuenta de cuan preparados estuvieron; igual para la reconstrucción. Los recursos económicos serán no solo necesarios, sino urgentes.
Según la información obtenida por la prefectura de Azuay, los daños mayores se verán en las vías, puentes, sistemas de riego y cultivos. Similares efectos se sentirán en Cañar.
La movilización de todas las maquinarias disponibles a las zonas afectadas, en algún momento será inminente. A los sectores de la provincia donde estarán trabajando esos equipos deberá alertarse con tiempo sobre esa potencial decisión a fin de evitar reclamos. Comprensión y solidaridad también prevalecen en momentos de emergencia.
Pese al apremio económico y a otros limitantes, las dos prefecturas se dinamizan; pero es necesario –insistimos – la coordinación interinstitucional y el involucramiento de las comunidades.