Con una ocupación casi completa de la plaza hotelera, Manta recibe el domingo 16 de julio la octava edición del Ironman 70.3. Alrededor de 2.500 deportistas provenientes de 25 países desafiarán 1,9 km de natación, 90 km de ciclismo y 21 km de carrera a pie. El objetivo es superar sus propios límites y obtener un boleto al Mundial de Ironman 70.3, en Nueva Zelanda.
Azuay contará con un buen número de embajadores como Lucas Almeida. Fue el ecuatoriano mejor ubicado en la edición 2022. Llegó sexto en 4h17m22s, detrás de un par de triatletas estadounidenses, un brasileño, un chileno y un colombiano.
Es fuerte, creo que la clave es saber controlar la intensidad que uno tiene durante la competencia, conocerse, saber hasta dónde puedo ir y puedo tolerar para mantenerse fuerte en las tres disciplinas, y saber cómo reaccionar a las diversas situaciones de la competencia.
Este año Almeida competirá en postas y será responsable del segmento de ciclismo. Sus amigos Francisco Flores -entrenador del BET Endurance- y Mauricio Ulloa se encargarán de la natación y carrera a pie, respectivamente.
Los tres fueron triatletas, incluso Flores fue seleccionado nacional. “Somos una posta súper fuerte, podría haber chance de hacer algo, pero en realidad el objetivo fue armar un equipo para disfrutar y hacer lo que más nos gusta”.
Almeida confiesa que pensó retirarse de la actividad después de la “mala experiencia” que vivió en octubre de 2022 durante el Campeonato Mundial de Ironman, en Kailua-Kona, Hawái.
Cuan ‘atleta de acero’ se presentó en la distancia completa. Terminó en el puesto 218 de la clasificación general tras nadar 3,8 km en 1h02m55s, pedalear 180,2 km en 5h14m42s y correr a pie 42,2 km en 3h55m10s.
“Teníamos expectativas bien altas. Estuve en mi mejor forma para esa competencia. En los días previos tuve un par de inconvenientes. Se me dañó una pieza clave de la bicicleta y creo que la parte mental me jugó bastante. Físicamente fue un día que no me sentía en condiciones óptimas, entonces sufrí bastante” durante las 10h26m09s que le tomó completar el recorrido con las respectivas transiciones.
No tuve una buena experiencia, regresé bastante saturado. En realidad, pensé dejar el triatlón, pero hace un tiempo mis amigos y las ‘malas influencias’ ya me hicieron inscribir para competir en Nueva Zelanda, así que en marzo (2024) estoy haciendo otro (Ironman).
Lo que aún no tiene claro es si le gustaría volver al Mundial de Kona. “Me quedé, como digo, con un mal sabor, pero quién sabe. Ya son tres veces que digo no voy a volver a hacer triatlón y vuelvo a caer, entonces ya mejor no digo nada”.
La frase
Entrenando y adaptándose, dándose el tiempo, son competencias fuertes, pero son objetivos alcanzables. Ya depende las expectativas que se ponga y con qué objetivos vaya.