Los problemas en Azuay y en Cuenca…

Eduardo Sánchez Sánchez

No hay día en que no seamos afectados por diversos problemas que han sido bautizados como australes, a sabiendas de que la capital del sur del Ecuador, nuestra Cuenca de ribetes dorados por su estética, belleza natural, cultura, artes, deportes, su gente, etc., somos frecuentemente postergados y maltratados por un centralismo que lacera el desarrollo de nuestro terruño, aun cuando supuestamente contemos con cuencanos en descollantes posiciones gubernamentales.

Mientras la vialidad en el nororiente es atendida con la celeridad del caso por orden del mismo Señor Presidente y su ministro de transporte y obras públicas, César Rohon, a quienes poco tiempo les resta en el poder, las vías en el austro son verdaderos chaquiñanes, lugares de alta accidentabilidad, destrucción de los vehículos, incremento en costos y tiempos de transportación, y de yo te ofrezco…. busca quien te dé. Así transcurren nuestros días, en medio de un aislamiento con el resto del país, puertos, ciudades de entrega o recepción de mercaderías, etc. eterno cuento para no concluir. Por lo dicho, protestó el Dr. Benigno Malo Valdivieso al crear la Universidad del Azuay (hoy U de Cuenca) en 1867. Nuestra prensa escrita, radial, gremios de profesionales y el comentario común del cuencano, sobre el constante y agresivo abandono al que nos somete el “poder central”.

Hoy es motivo de preocupación la Orquesta Sinfónica de Cuenca, que estuvo bajo la dirección ejecutiva del Dr. Fernando Vargas L., quien fue cancelado por la Ministra de Cultura y Patrimonio, Lcda. María Elena Machuca, posiblemente por sus respetuosos reclamos frente al despojo del local que sirvió durante un periodo de 25 años en el antiguo local del colegio Rafael Borja en Pumapungo, por un comodato firmado entre el Ministerio de Cultura y Patrimonio y la SENESCYT, para que el Conservatorio Superior José María Rodríguez funcione en dicho local, con alto riesgo para la ARQUEOLOGÍA de Pumapungo, por el alto número de personas que irían diariamente. En Quito, Guayaquil y Loja, las Sinfónicas poseen teatro y lugar de ensayo propios y no se ven forzadas a volverse mendigos culturales como le obligan a Cuenca. (O)