Todavía no hay un consenso para reubicar parada del Control Sur

Sin consenso y un plan técnico que sea apegado a la realidad, no habrá una parada para los buses intercantonales y parroquiales que arriban y parten desde Cuenca.

Esa es la decisión de un grupo de moradores del barrio La Calera Baja, quienes, desde hace algunos días han levantado su voz contra el Municipio de Cuenca, una vez que se eliminó la parada de buses en el Control Sur.

Para las autoridades municipales que están a cargo de la movilidad, la mejor opción es trasladar la parada del Control Sur, que nunca tuvo permisos, a un espacio que se emplaza en la calle del Charango, junto a la plataforma itinerante de Narancay.

El traslado tenía que ya cumplirse ayer, 23 de julio, sin embargo, los habitantes de La Calera Baja cerraron dos calles al tránsito vehicular para oponerse al cambio.

Las razones, según los moradores, sobran. Desde el caos vehicular que se generará en la zona residencial, pasando por el estado vial del barrio, hasta las complicaciones propias que trae una parada concurrida: desorden, inseguridad y ventas ambulantes.

“Tenemos vías estrechas. Tenemos la Panamericana Sur y la entrada por la autopista, y todos sabemos el tráfico que hay en la salida sur, sobre todo en los fines de semana”, dijo María Eugenia Ribera, vicepresidenta de La Calera Baja, a diario El Mercurio.

Estos dos puntos son precisamente lo que más preocupan al barrio. Por un lado está la calle de la Zarzuela, que da hacia el Gran Akí de Narancay. Por esta vía saldrán los buses para seguir por la Panamericana Sur luego de haber ingresado a la Calera Baja.  

Por el otro lado está la intersección que se forma entre la autopista y la calle de la ópera, por cuyo espacio ingresarán los buses luego de haber salido de la Terminal Terrestre y haber recorrido la vía Cuenca-Azogues.

Solo en un día común, en época vacacional, hay complicaciones en la intersección provocadas por el tránsito vehicular. Los moradores no quieren imaginarse cuando las clases se reanuden en agosto.

“Nosotros no nos estamos oponiendo para ser una piedra en la administración del alcalde. Estamos hablando porque sabemos cómo funciona el barrio. No nos estamos inventando. Vean, sean testigos ustedes de lo que pasa con tráfico aquí”, dijo César Ramón, presidente de La Calera Baja.

Mesa de trabajo

Tras el cierre de las calles en el barrio, representantes de la EMOV, como su gerente Darío Ordóñez, y Alfredo Aguilar, coordinador de Movilidad, se hicieron presentes para conocer la posición de los moradores.

En el encuentro, Aguilar dijo que la decisión de cambiar de parada se hizo después de un estudio técnico. Para el coordinador es necesario hace el cambio por la realidad de la Panamericana Sur, en donde, diariamente, circulan 145.000 vehículos, sin contar con los fines de semana.

Con la parada de buses que ya funciona algunos años más el número de vehículos en circulación, el Control Sur se convirtió en un problema, tanto para el ingreso como para la salida de la ciudad.

De su lado, ante la posición de los moradores, Darío Ordóñez propuso una mesa técnica para analizar otras vías. El gerente de la EMOV pidió al barrio que no se cierren y trabajen en conjunto para dar una solución que llegó de un momento a otro y ha traído más discusiones que una resolución contundente.

Mientras tanto, los buses que se van a las parroquias rurales de Cuenca y a los cantones del sur están recogiendo al paso, en menor medida, a las personas que necesitan salir de la ciudad en la misma Panamericana, ya que, La Calera Baja no permitirá la instalación de la para hasta que haya un nuevo espacio. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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