Según la FAO, los alimentos producidos en el mundo bastan para todos los seres humanos. Pero las guerras locales y las catástrofes obligan a más personas a huir. Entonces ya no hay quien labre sus tierras. Además, en nuestro país hay una crisis aguda, la pobreza no permite a muchos campesinos comprar ni semillas, ni herramientas, ni abonos en cantidades suficientes. Otros no tienen riego y carecen de un adecuado conocimiento de costo-beneficio.
La depredación de la naturaleza, la dilapidación de recursos y la contaminación ambiental generan también desertificación, y con ello perdida de superficies cultivables. Todas las ciudades del mundo necesitan del campo, pues solo con una agricultura sostenible puede asegurarse la alimentación de los ciudadanos. El mundo conoce que para el año 2050 vivirán en la tierra más de 9000 millones de seres humanos; y la lucha por la alimentación es un desafío, es conocido que la naturaleza nos ha entregado 30.000 plantas comestibles; y solo cuatro de esta: arroz-trigo-maíz-papa, proveen el 60 % de la energía alimenticia mundial.
Erradicar el hambre es un enorme desafío, pues según la revista “The Lancet” a la desnutrición se debe alrededor del 45 % de todos los decesos de niños de menos de cinco años de edad. Cada año mueren unos 3.1 millones de niños antes de su sexto cumpleaños.
Actualmente padece hambre uno de cada mueve seres humanos en el mundo; y el 98 % de los hambrientos viven en países en desarrollo, sin sumar el hambre oculta, que no es más que un tercio de la población mundial se alimentan de plantas de fécula, que son baratas. Pero saciarse no es suficiente, tienen déficits de vitaminas y oligoelementos según el director de Seguridad Alimentaria de la Universidad de Hohenhein de Alemania. (O)