Post elecciones (I)

Lindo fue el domingo pasado para qué. Se terminó esa angustia de pensar que podíamos regresar a la época de la siniestra persecución, la dictadura tapiñada, y el dispendio de los recursos en obras fantasmales como la refinería del Pacífico. Gracias a un pueblo valiente, sobre todo el de la sierra ecuatoriana, este anhelo de los fundamentalistas no pasó.

Yo no le creo un ápice a la Luisa cuando se desató en un supuesto discurso de unidad, mientras en la parte de atrás de la tarima las Pabón, Aguiñaga, el Virgilio Hernández y el Muñoz con unas caras de pocos amigos, no podían ocultar su frustración. No me convence las palabras aprendidas en un discurso preparado para la ocasión; ella, la sumisa de oro del correismo, poniéndole condiciones al presidente electo Noboa, creyéndose la guardiana de la democracia; era cuestión de horas porque volvieron a través de las redes sociales a ser lo de siempre, confrontadores, insultadores, odiadores, y mentirosos.

Ese 48% de votos del correismo es producto de varias acciones conflictivas. Por ejemplo, la complicidad del CNE para dejar promocionar la figura del prófugo; las amenazas a gente humilde para inducir el voto; el haber ocupado los espacios, medios y dinero público para que Paola, Pabel y el prefecto Orlando en Manabí hagan y digan lo que les venga en gana. Los ilusos creían que el alcalde de Quito era diferente; el sociólogo, el equilibrado, el sereno, el gran separador del agüa y el aceite. Pamplinas.

Y luego, el cañaveral de pasiones se destapó. Pierina la ñañita, bendecida por el capo, arremetió contra la presidenta de la RC acusándole de no haber trabajado lo suficiente. Ingratitud le llama Aguiñaga.

De la Asamblea Nacional (AN) mejor ni hablar, el grupito correista de siempre antes ni de llegar, ya amenazan con enjuiciar a la fiscal Dania Salazar, a quien tienen en la mira desde hace rato. Las curules conseguidas en la repetición de las votaciones telemáticas fallidas en el exterior, son una vergüenza para la democracia.

A Daniel Noboa, le va a tocar durísimos días. Iza, aunque desmejorado, ya amenazó con hacer estallar en 15 días al país si no le dan gusto. El presidente electo, deberá dormir con el un ojo abierto y trabajar afanosamente para que sus acciones sean prácticas. No puede tener a asesores dogmáticos de escritorio, sino encumbrarse a mitigar la inseguridad, la falta de atención médica, trabajar en territorio, vivir y sentir el día a día del ciudadano común.

Será una ocasión inédita para consultarle al cariñoso prefecto de Manabí, qué mismo fue lo que pasó con “La Clementina”, hacienda arrebatada a Alvarito en la época en la cual Leonardo Orlando fue funcionario de peso en el SRI. Sin venganza, pero con memoria. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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