Sentado sobre una banca de madera, situada frente a la iglesia de San Roque, Jorge Criollo, recuerda lo feliz que fue en su niñez.
Después de clases, en la recordada escuela Hernán Cordero, “regresábamos a pie, jugando y pateando piedras. El gusto por el fútbol fue desde muy pequeño. El primer regalo que me dieron mis padres fue una pelota Viniball”.
El apoyo incondicional de sus progenitores fue clave para que decidiera ser futbolista profesional. Sin importar el día ni la hora cerraban sus negocios y el acompañaban en los torneos estudiantiles, incluso cuando jugó en Liga de Cuenca viajaban con él y celebraron juntos el ascenso a la Serie B.
Ese ejemplo lo replicó en sus dos hijos, quienes por diversas circunstancias se alejaron del fútbol y en la actualidad radican en Estados Unidos.
Los VI Juegos Nacionales ‘Manabí 1985’ marcaron su carrera. Como parte de la Selección del Azuay obtuvo la medalla de bronce bajo la dirección de Hugo Barrera.
El certamen le catapultó a la Selección Nacional U20 que ganó la presea de oro, bajo la dirección de Manuel Sáenz, en los X Juegos Bolivarianos ‘Cuenca 1985’.
Este logro le llevó a la ‘Galería de la Fama’ de la Federación Deportiva del Azuay y el Círculo de Periodistas Deportivos del Azuay le premió como el Mejor Futbolista Juvenil.
Deportivo Cuenca
Criollo se siente afortunado de haber formado parte del Deportivo Cuenca en una época en la que el futbolista cuencano tuvo espacio en el rol titular.
Recuerda que compartió cancha con los coterráneos Carlos Villavicencio, ‘Chacha’ Merchán, Nicolai Aguirre, Servio Cabrera, Pablo Marín, Washington Orellana e Iván Flores.
Su debut no fue inmediato. Necesitó trabajo y mucha paciencia. “Cuando ingresé al Deportivo Cuenca en 1990, con el doctor Rubén Vélez, como DT, en mi puesto estaba (Fabián) Cecconato”. La oportunidad tocó su puerta en el segundo tiempo de un cotejo contra Filanbanco.
“Tuve la oportunidad de marcarle un gol a Álex Cevallos. Allí me gané la titularidad, incluso los directores técnicos me buscaban una posición para no dejarme afuera”. Fue así que jugaba de 7, de 10 o de 11.
Era un jugador rápido, tenía un dribling espectacular. Soy pequeño de estatura, pero no me importaba chocar con Holger Quiñónez o (Jimmy) Montanero, gente que daba, que asfixiaba. Fui muy aguerrido, muy profesional. Prácticamente a las 20:00 ya estaba descansando en mi cama.
Al elegir su mejor temporada en el Expreso Austral no tarda en señalar 1993. Anotó algunos goles -no recuerda con precisión-, la mayoría con asistencia de Pablo de la Cruz Galván. El equipo terminó quinto en la tabla acumulada, a cuatro puntos de El Nacional que clasificó a la Copa Conmebol.
Temprana despedida
En 1995 Deportivo Cuenca descendió a la Segunda Categoría y en el afán de volver a Primera despidió a José Páez, por falta de resultados. En su lugar llegó el brasileño Roberto Abruzzese.
Para mí no fue una persona grata porque tenía su gente, tenía su trinca, había un trato diferente. En el grupo se dieron muchas situaciones de indisciplina y los titulares eran ellos… A mí me tenía en la tribuna, en la banca….
Contra Técnico Universitario los morlacos estaban obligados a ganar. A casi media hora para que termine el partido, y con el marcador parejo, ingresó Criollo.
“Desafortunadamente me quedó una bola de rebote, traté de parar, pero se me fue al costado. Al querer recuperar el balón me lancé al suelo y le di en la pierna a un jugador que se me cruzó. El árbitro me sacó la tarjeta roja. Sentí que se me cayó el mundo y por mi mente solo pasó retirarme del profesionalismo”.
Tenía 27 años de edad. Sus padres, incluso el directivo Antonio Chamoun intentaron persuadirlo para que se retracte de la renuncia que presentó en las oficinas del Club. Todo fue en vano.
En él también había malestar porque los directivos no le dieron facilidades para irse, en su momento, a El Nacional y Espoli que tenían la intención de contratarle.
Los directivos no veían en el jugador cuencano su verdadera valía, su entrega, su cariño, su amor a la camiseta… Nos decían tienes acá a tu familia, tu casa, tenemos esto para vos, lo tomas o lo dejas… Al último dejaban a los cuencanos para firmar el contrato como para no tener opción de irse a otro lado.
La familia
Tras dejar el fútbol algunos amigos llegaron a su casa a obsequiarle balones para que abra una Escuela de Fútbol. Otros le ofrecieron trabajo y otros le dieron la espalda. Fue tanta su desilusión que tampoco quiso estudiar para ser director técnico.
En su afán de deslindarse por completo de la actividad abrió con su tío un centro de copiado y adquirió un taxi. Después de la pandemia por la COVID-19 se deslindó de ambos negocios.
Hoy disfruta el tiempo junto a su esposa y en compañía de su único nieto. Sus hijos le apoyan económicamente, aunque también se ayuda con el mensual vitalicio que le dieron por ser campeón bolivariano.
Detalles
- 40.000 sucres fue su primer sueldo como futbolista profesional. Lo recibió cuando ascendió con Liga de Cuenca a la Serie B.
- De la Preselección Nacional Infanto-Juvenil, Jorge Criollo, José Gavica, Raúl Noriega y Robert Burbano fueron los únicos que salieron al profesionalismo.
- Criollo siempre fue muy sociable, pero en Deportivo Cuenca hizo mayor amistad con Néstor Molina, oriundo de Limón. Llegó a Cuenca para estudiar.
- En los Juegos Bolivarianos, Criollo fue compañero del también cuencano Washington Orellana, Álex Aguinaga, Vladimir Páez, Juan Suárez, Héctor Chiriboga, Juan Mantilla, Luis Prieto, Luis Valdiviezo, César Carchi, Lupo Guerrero, Ivo Ron, Carlos Valencia, Jhony Proa, entre otros.
La frase
Mientras Deportivo Cuenca no trabaje seriamente en las divisiones inferiores no va a tener un patrimonio de jugadores cuencanos que se entreguen por entero a la causa del equipo
Ficha técnica
- Nombre: Jorge Criollo
- Apodo: El Pollo.
- Edad: 54 años
- Esposa: Catalina Peralta
- Hijos: Jorge y Bryam.
- Nieto: Matías.
- Trayectoria en clubes: Deportivo Gloria, Cruz del Vado, Liga de Cuenca, Deportivo Cuenca.
- Reconocimiento: Mejor Futbolista Profesional en 1988 y 1989 por el Círculo de Periodistas Deportivos del Azuay.