Somos la ciudad con la mejor red de servicios básicos de agua potable, alcantarillado, tratamiento de aguas servidas, tendido eléctrico, accesibilidad y asequibilidad a internet.
Somos la cuidad con la mejor estructura de servicios de salud, públicos y privados.
Somos la ciudad con la mejor calidad de servicios de transporte interno (hacia afuera ya es otra cosa…).
Somos la cuidad mejor planificada, equipada y ordenada, la ciudad patrimonio, más que por la huella colonial (de la que poco o casi nada queda), por la dinámica de su proceso de evolución dinámica y construcción, deconstrucción y reconstrucción de su propia identidad y cultura.
Somos la ciudad con mejor calidad de vida, aquí hay menos desempleo, mejores ingresos, la pobreza es menos aguda, intensa y extensa que en otros rincones de nuestra tricolor esperanza; aquí salud, educación, empleo, progreso y optimismo, que no se riegan a manos llenas, se pueden construir y sostener con esfuerzo y compromiso.
Somos la ciudad del turismo y la cultura, la ciudad de la educación y la salud, la ciudad que crece de espaldas al centralismo sobre sus propios pasos.
Somos la ciudad más segura, la menos insegura, la…
¿Por qué nadie le conto a Abigail lo segura que es Cuenca?
¿Cómo podemos dormir tranquilos, trabajar optimistas, pasear felices? ¿cómo podemos inflar el pecho con orgullo mientras pende sobre cada niña y adolescente, en nuestra segura comarca, la amenaza de la próxima víctima del siguiente mangajo?
¿Cómo vamos a contárselo a su madre?
¿Cómo le vamos a explicar que no supimos, pudimos, quisimos cuidar de su hija?
Todas somos Abigail y en su nombre debemos sacudir los cimientos mismos de la culta, turística, patrimonial, educada, saludable, servicial, hospitalaria y conmocionada Cuenca para exigir un plan de seguridad que nos convoque y movilice a todos para recuperar el timón del futuro y ser lo que soñamos… (O)
