Se conoce que los pescados, como las sardinas, viven en aguas desde los 12 a los 24 grados, pertenecen a la familia Clupeiformes, uno de los grupos de peces pelágicos más abundantes y distribuidos por todo el mundo, cuya pesca es muy importante desde el punto de vista económico y alimenticio
Las sardinas son pescados azules que habitan en agua salada; los pescados azules o también conocidos como pescados grasos, son aquellos que están incluidos en la categoría de los alimentos que contienen entre un 18 y un 20 por ciento de proteínas de alto valor biológico y más del 5 por ciento de grasas abundantes en ácidos grasos poliinsaturados por cada 100 gramos de porción comestible.
Dentro de los ácidos grasos poliinsaturados se incluyen grasas como el omega-3 y omega-6, estos últimos son componentes esenciales que el cuerpo necesita para el crecimiento de las células y el funcionamiento del cerebro. Es importante destacar que el cuerpo humano no produce ácidos grasos esenciales, por lo cual se los debe obtener de los alimentos.
Se considera que las sardinas son proteínas de alto valor biológico, porque cuentan con un alto contenido de vitaminas: A, B3, B12, D, E; minerales: fósforo, selenio, yodo, zinc y calcio; fuente de ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3.
Específicamente con el calcio (mineral), las sardinas llevan una gran ventaja incluso frente a los lácteos, Gilberto Corzo, Médico Ocupacional de NIRSA, explica: “El calcio es un mineral requerido por el cuerpo humano presente en huesos y dientes. Ayuda a procesos de coagulación sanguínea, ritmo cardíaco (contracción y relajación del músculo cardíaco), secreción de hormonas y previene enfermedades en los huesos, como la osteoporosis (pérdida de la masa en los huesos). Es importante destacar que el calcio aparte de encontrarse en los lácteos como la leche, yogur y mantequilla; se puede encontrar en los pescados, como, por ejemplo, en las sardinas en aceite que presentan 400 mg de calcio por cada 100 gramos.”
Otro dato interesante es que las sardinas en lata pasan un proceso de hidrólisis, el cual permite la cocción instantánea de los alimentos y potencia el sabor. Dicho procedimiento genera que las espinas se ablanden por el tratamiento térmico y éstas se vuelvan comestibles. Al convertirse en una parte del pescado comestible cuentan con una dosis extra de calcio.
Entre algunos de los beneficios de consumir sardinas se encuentran que mantienen controlado el colesterol, protegen los huesos y están cargadas de vitaminas y antioxidantes que las convierten en uno de los alimentos más completos para nuestro organismo, especialmente para el corazón y la memoria.