El Niño Jesús, una imagen que no falta en los hogares cuencanos

Un Niñito para pedir; un Niñito para adorar; un Niñito para agradecer; un niñito para llorar. Los cuencanos, desde antaño, tienen la costumbre de proteger y cuidar la imagen del Niño Jesús en sus hogares.  

Sea cual fueren las razones, el Niño no falta, y más aún en estas fechas decembrinas, cuando los católicos celebran el nacimiento de Jesús. Lo sacan de su guarida para exhibirla en un rincón de la casa, o en el pesebre, o junto al Árbol de Navidad.

Otros, que quizá están recién formando sus hogares o están cambiando de Niño por su estado físico, aprovechan diciembre para adquirir la imagen. Porque en Cuenca, al mantenerse la costumbre y la fe, todavía hay espacios en los que se pueden encontrar a los niños Jesús.

Y uno de esos sitios es el parque de María Auxiliadora, en donde comerciantes y asociaciones venden no solo las imágenes de Jesús; también están los Reyes Magos, los becerros, los portales de Belén, María y José: personajes del Nacimiento que tampoco falta en los hogares cuencanos.

“Nosotros tenemos una devoción por el Divino Niño, por la Virgencita del Cisne y primeramente a nuestro Señor Jesucristo. En Cuenca no faltan las imágenes. Hay muchos católicos creyentes, que tienen al Niño en sus casas”, dijo Rocío Gómez, quien lleva tres décadas vendiendo las imágenes del Niño Jesús.

Para ello, Rocío acude a artesanos de Checa. En esa parroquia todavía están de pie un grupo de personas que elabora los Niños con fibra de vidrio y que luego los vende a los comerciantes y a los creyentes.

Trabajo familiar

Que la costumbre de tener un Niño en los hogares se mantenga hasta los días actuales ha motivado a que familias enteras se dediquen a elaborar, arreglar y vender imágenes de Jesús.

Este es el caso de Luis Pérez, cuya familia artesana lleva de generación en generación elaborando y comercializando a los niños Jesús y a los artículos que se usan con las imágenes.

En el caso de Luis, él vende a los Niñitos; su madre, María Nieves, confecciona los trajes y los zapatos para las imágenes; su hermana y cuñado diseñan y elaboran las imágenes en Quinta Chica; y sus sobrinos construyen las cunas que acompañan al Niño Jesús.

“Mi madre lleva treinta años en esto, y nosotros la seguimos. Muchos católicos, a través de la oración al Niño, piden y agradecen. Y acá estamos nosotros continuando ofreciendo los Niñitos, su vestimenta”, comentó Luis a diario El Mercurio.

El trabajo que cumple la familia de Pérez ha traspasado fronteras. Antes de ayer, cuencanos compraron un Niño de 55 centímetros, vestido de cholito, para llevarlo a Minneapolis, Estados Unidos, en donde se pasará una misa y la imagen será parte de las novenas que arrancaron ayer.

Porque eso provoca las costumbres y la fe. Los cuencanos no necesitan estar en su ciudad para mostrar su creencia. Sea donde sea, el Niño no faltará en un hogar, y más aún en esta época en la que se busca paz y esperanza. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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