La ciudad prehispánica que se descubrió hace más de 30 años en el Valle del Upano

El 12 de enero de 2024, la prestigiosa revista Science publicó su número 6679, cuyo título fue “Lost City”. El nombre se debió a un artículo científico que describe una “ciudad” prehispánica en la Amazonía ecuatoriana, puntualmente en el Valle del Upano, en Morona Santiago.

El hecho trascendió porque se evidenció cientos de plataformas artificiales de tierra, calles que se conectaban entre sí, plazoletas y terrazas que se levantaron y ocuparon desde 500 a. C., hasta el 600 d. C.

La evidencia cambió totalmente la percepción primitiva que se tenía sobre las culturas amazónicas. Y precisamente ese cambio fue lo que motivó a que el mundo de la arqueología y la investigación, y los medios de comunicación internacionales hablaran sobre la Amazonía ecuatoriana, sobre el Valle del Upano.

Para detectar las anomalías en el Upano se hicieron sobrevuelos en el 2015. INPC

Sin embargo, dicha evidencia no es un descubrimiento nuevo. Al menos así lo ve la propia población amazónica y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). La institución hizo una aclaración pública porque en el mundo se está hablando de un “descubrimiento”. Cuando los elementos prehispánicos ya empezaron a ser descritos desde el siglo pasado.

Lo que sí es nuevo es la magnitud de los elementos hallados y de la tecnología que se usó para descubrirlos.

«Se evidencian las cosas que ya no se pueden ver por la maleza. Lo que ahora sabemos es la magnitud y que albergaba a mucha gente. Pero de que había algo, ya se sabía. De que había una ciudad prehispánica en el Upano, se sabía”, dijo a El Mercurio Leliz Gutiérrez, profesor en Macas. 

Antecedentes de las evidencias

Hasta finales de los noventa había ya una idea de lo que podía esconder la frondosidad del Valle del Upano, de acuerdo a una explicación hecha por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural luego de la publicación de Science.

Por ejemplo, en 1987, Pedro Porras, un sacerdote y arqueólogo, publicó una monografía llamada “Investigaciones arqueológicas a las faldas del Sangay”. En el texto, Porras dio cuenta de la existencia de estructuras monumentales en el Valle del río Upano.

La investigación del sacerdote hizo que los arqueólogos Ernesto Salazar y Stéphen Rostain ampliarán aún más la perspectiva de lo que existía entre la frondosidad del Upano. De hecho, sería Rostain, arqueólogo francés, quien describiría la “ciudad perdida” en el artículo publicado por Science hace unos días.

Pero antes de ese texto, además de que el padre Pedro Porras había explicado el hallazgo, hubo un puntapié para que el Ecuador arqueológico esté ante los ojos del mundo: un proyecto de identificación de los elementos a través de un mapeo sistemático mediante un escáner láser aerotransportado llamado “LiDAR”.

Financiación entrega resultados

En el 2015, la Senescyt financió un proyecto del INPC para detectar anomalías en 300 kilómetros cuadrados de la geografía del Valle del Upano. Para ello se usó la tecnología LiDAR, con la que se hicieron sobrevuelos, en colaboración de las Fuerzas Armas del Ecuador.

La información permitió identificar que en los alrededores del río Upano y Chiguaza había 7.928 anomalías, entre estas: montículos, plataformas, cimas truncadas, plazoletas y calles prehispánicas. El número detectado fue lo que más llamó la atención de los investigadores que estuvieron detrás del proyecto.

Lo que se identificó con el LiDAR se entregó en el 2021 a universidades nacionales y extranjeras para que se generen nuevas investigaciones. Llegaría entonces, en este 2024, la publicación de Science.

Sin embargo, lo que pocos saben es que, antes del artículo de Science, en marzo de 2023, se publicó el primer número de la revista ecuatoriana STRATA, en la que se incluyó una investigación sobre los resultados preliminares de la aplicación de LiDAR en el Valle del Upano.

En el texto, al que se puede acceder a través del enlace: https://revistas.patrimoniocultural.gob.ec/ojs/index.php/Strata/article/view/8 ya se explica sobre los grandes asentamientos evidenciados en Morona Santiago, así como sus caminos y asentamientos interrelacionados.

: Tras la investigación financiada por el estado ecuatoriano en 2015 se identificaron los grandes asentamientos. En la imagen son las manchas amarillas. INPC

No obstante, con la publicación en Science llegó la masificación de un “descubrimiento” que ocurrió hace más de treinta años, y que recién ha sido considerado en el extranjero.

Sea como fuere, para investigadores, arqueólogos y pobladores de la Amazonía ecuatoriana, lo que ahora importa es que los resultados de la aplicación LiDAR, que financió Ecuador, sean tomados en cuenta todavía más porque ellos cambian la visión del pasado de la presencia humana en la Amazonía. (I) 

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba