La aprobación unánime, del proyecto de ley para erradicación de la violencia y el acoso laboral, demuestra una vez más, la falta de conocimientos, así como la poca o ninguna importancia que los asambleístas dan a su tarea legislativa, pues al parecer no se informan, no leen lo que van a aprobar, o peor aún carecen de comprensión lectora –atributo básico para quien ejerce esa función o cualquier otra-.
Expertos en materia laboral, han emitido duras críticas al Proyecto, señalando entre otras cosas que es una ley imprecisa, en extremo discrecional, que no protege a las víctimas y cuando menos inequitativa si no discriminatoria entre públicos y privados.
Preocupa la unificación de las conductas de acoso y violencia, como si fueran lo mismo -el Convenio 109 de la OIT faculta a que puedan definirse como conceptos separados-; la no desconexión digital sin excepciones; la inclusión de temas que nada tienen que ver con violencia o acoso, entre otros.
Le toca al Presidente poner fin a este dislate. (O)