No hay mejor que la orilla de un río para desestresarse, para pensar, para inspirarse, o, simplemente para caminar hasta cansarse. Si no cree, haga el ejercicio de ir al río Tomebamba, a través de esta ruta que El Mercurio ha creado para su disfrute.
Antes de iniciar, vale tener presente que el Tomebamba es parte de la historia de la ciudad. Desde sus aguas, que río arriba, sirven para dotar de agua potable a los cuencanos, hasta los destrozos que ha causado, entre estos los ocurridos en 1950, cuando la creciente se llevó varios puentes.
Sabido su valor histórico, en las riberas del Tomebamba hay varios espacios y camineras que le permitirán andar por rutas cortas o largas, todo dependerá de su tiempo.
Empecemos por la ruta larga, que empieza en el puente de Balzay. Desde allí, el caminante ya se encuentra con el inicio de una caminera que termina en la parte baja del parque arqueológico Pumapungo, y que continúa en El Vergel hasta Monay.
La caminera es de tierra, y acompaña al río Tomebamba. Mientras anda, antes de llegar al colegio Ciudad de Cuenca, se encontrará con un parque pequeñito y con un amplio espacio verde.
Una vez cruzado el colegio, la caminera sigue hacia Puertas del Sol. En el trayecto verá grandes árboles que se extienden en altura. Muchos de ellos ya tienen más de cincuenta años. El lugar es propicio para hacerse fotos con el río y con las docenas de árboles que se alzan.
Cruzada la zona de Puertas de Sol, la caminera continúa por la Paseo 3 de Noviembre. Desde aquí ya se ven la ciclovías que le llevan hasta El Otorongo.
A lo largo de este trayecto puede ver las zonas residenciales de la parte baja de Cuenca. Asimismo, verá el molino de El Batán. Y entonces, luego, de todo eso, llegará a una de las zonas más botitas de la ciudad: El Vado y el Barranco.
Sitios históricos
En El Vado ya se observan los negocios relacionados con la cultura, con las artesanías y con la gastronomía. Si desea puede hacer una primera parada y subir hacia la plazoleta de El Vado. Allí se encuentra la famosa cruz del barrio, así como las casas patrimoniales de la Lira y Márquez.
En caso de ingresar a la Casa de la Lira, el visitante tiene la oportunidad de observar dos canales de agua lluvia que datan de hace más de cien años. En el mismo espacio puede observar exposiciones artísticas.
Volviendo a la parte baja, hacia la caminera, se adentrará a El Barranco, que tiene una similitud con el barranco que se halla en la otra Cuenca, la de España. En este espacio también puede detenerse a descansar y admirar el río Tomebamba.
Otra de las opciones son la Casa Rivera y la de los Arcos, que fueron restauradas por la Universidad de Cuenca. Dentro de la Casa Rivera funciona un coworking cultural en el que se ofrece internet gratuito. Mientras que la Casa de los Arcos funcionan diferentes oficinas de los proyectos de la institución universitaria.
Continuando por la caminera, unos metros antes de llegar al Puente de Centenario, que se inauguró en 1920, se encuentran bares y restaurantes que funcionan principalmente por la noche.
Por lo que, si usted va en el día, es preferible que lleva un botellón de agua y los alimentos necesarios para caminar sin problemas.
Cultura y arte
Al pasar el Puente del Centenario empieza una zona dedicada a la cultura y el arte. En principio observará grandes grafitis en algunas paredes de los espacios públicos. Tras esto se encontrará con el primer espacio insigne del sector: el Museo Remigio Crespo Toral.
El museo, de acceso gratuito, guarda una muestra de cómo era Cuenca hace cien años y una exposición de cuadros, entre los cuales se encuentra los de Honorato Vázquez, quien precisamente pintó el río Tomebamba de antaño.
En la misma cuadra se alza el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP), cuyo museo custodia las mejores obras de artesanos no solo de Ecuador, sino de varias partes del mundo.
A un lado del CIDAP se encuentran dos espacios icónicos de la ciudad, las escalinatas y el Puente Vivas Nos Queremos. Y si cruza la avenida 12 de Abril, puede caminar por el Parque de la Madre o visitar el Planetario.
Retornando a la caminera se adentrará a la última parte de la ruta, ya que el Parque Arqueológico Pumapungo se extiende hasta la orilla del Tomebamba.
En ese punto puede retornar y caminar por la acera de la avenida 12 de abril para dirigirse hacia el hospital Vicente Corral Moscoso, en cuyo frente está otra caminera que va hacia la zona de Monay.
Consideraciones
Cumplir con toda la ruta puede tomarle, al menos unas cuatro horas, por lo que es recomendable usar ropa cómoda y zapatos deportivos. El proyector solar es indispensable usar. En cada uno de los espacios que le mencionamos, su acceso no tiene costo alguno, ya que son lugares públicos.
Si desea hacer una ruta más corta puede empezar en el Otorongo y caminar hasta el Museo Pumapungo. (I)
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