Hace unos días escuché a Simon Sinek en su podcast A Bit of Optimism decir que “La felicidad comienza con los amigos”, y más allá del respaldo científico que esta afirmación tiene en numerosos estudios, es una verdad que todos quienes tenemos la fortuna de tener buenos amigos sabemos que es cierta, porque el impacto positivo que las amistades tienen en nuestra calidad de vida es indiscutible.
Y es que los amigos son magia pura, y los hay de muchos tipos, aquellos que nos conocen más de lo que nosotros mismos nos conocemos, los que nos ayudan a levantarnos en los momentos más grises, aquellos con los que la vida siempre es una fiesta, los que nos retan, los que nos acompañan, los que con una mirada de complicidad dicen más que mil palabras, los que llegan sin necesidad de que se les llame, los que conocen nuestros secretos más oscuros, los que siempre nos dan un hombro para llorar, los que siempre nos dan una razón para reír, los que contra su voluntad nos apoyan a perseguir sueños locos, los que no necesitan estar siempre, pero cuando es preciso, están, los que nos ayudan a tener los pies en la tierra, los que son el viento que nos permite volar lejos, todos y cada uno de ellos hacen que la vida sea una aventura que merece ser vivida, muchos de ellos son como hermanos a los que nosotros elegimos como tales.
La amistad no solo nos brinda momentos de alegría y compañía, sino que también juega un papel crucial en nuestra salud mental y emocional. Aristóteles señaló que «La amistad es una necesidad vital para el ser humano», lo que tiene sentido ya que las amistades ofrecen apoyo emocional, comprensión y una sensación de pertenencia que son fundamentales para nuestro bienestar psicológico, así es que a todos mis amigos GRACIAS. (O)