Una pregunta usual suele ser aquella que consulta el tiempo que habitamos en este mundo y se denomina edad cronológica. la otra se denomina edad biológica y hace referencia a la situación actual de la persona en relación con su ciclo vital potencial.
Fue Matusalėn quien vivió 969 años según citas bíblicas. En el medioevo (1200 a 1745) alcanzaron un promedio entre 62 y 70 años, salvo en el siglo XIV en que la fiebre bubónica redujo la esperanza de vida a 45 años. Según Walter Scheidel, Historiador de la Universidad de Stanford, existe una clara diferencia entre la esperanza de vida y la duración de la vida. Estos registros muestran que la mortalidad infantil fue alta. Pero, sí un hombre alcanzaba los 21 años y no moría por violencia, accidente o envenenamiento, podía tener una esperanza de vida casi similar a la de los hombres de hoy. En pocos siglos la esperanza de vida ha crecido literalmente al doble, en 1800 vivían 40 años y hoy son 80. El récord lo tiene la francesa JEANNE LOUISE CALMENT, con 122 años.
Hoy se ha reducido la mortalidad infantil, tenemos mejor medicina, no existen los trabajos forzados ni la gran insalubridad de antaño, se vela por el desarrollo fetal y al niño se le provee de vacunas.
La vejez es un estado mental y cada persona resulta ser lo que quiere ser. Es negativo encerrarse tempranamente y no estar compartiendo en una cafetería con amigos y en distraídas tertulias o no disfrutar de hobbies o pasatiempos. Es pésimo no practicar ninguna actividad física como la caminata diaria que nos permite elevar la cabeza y no arrastrar los pies. Siempre el optimismo debe estar presente y aprender el sentido del humor. Sentirnos útiles en nuestro círculo familiar y social, huyendo de la soledad con un libro, una guitarra, una cámara fotográfica, una taza de café y una sonrisa por un nuevo día.