Una pregunta es fundamentalmente la base del pensamiento y este es la base de la acción. La pregunta nos obliga a concentrar nuestra atención y a tomar partido por el auténtico saber. Hacerse preguntas, para una mente saludable, es como respirar para el cuerpo. A nivel general podríamos decir que cuando una sociedad pierde la costumbre de hacerse preguntas, está en un estado de decadencia. Y en sociedades provenientes de la colonia, como la nuestra, hacerse preguntas todavía afecta las fibras más profundas de la matriz cultural, no solo porque la estructura cultural impuesta, anulaba la posibilidad del cuestionamiento, sino porque insistir en la pregunta era definitivamente un riesgo. De tal manera que el saber, comprendido desde estas geo-políticas aplastadas, no despierta nuevas preguntas, al contrario, las resuelve y las liquida. El saber es visto como una posesión, un objeto que puede tenerse, intercambiarse y que además confiere poder. La distorsión no puede ser peor, y no queda sino volver a abogar por la destrucción del orden simbólico retornando a la duda de todo a través de la modesta, pero fundamental, pregunta.
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
Publicaciones relacionadas
Mira también
Cerrar - Porque esto es África23 de noviembre de 2024