Los resultados de la Consulta Popular del domingo, develan el tedio y hartazgo de los ecuatorianos de bien ante la corrupción y la violencia preponderante. Tanto es así, que en los resultados de las votaciones en el exterior, ganó el SÍ en las once preguntas. Sobre el trabajo por horas, no comprendo por qué no triunfó el SÍ cuando hay gente que se endeuda con coyoteros, corriendo el riesgo de perder la vida en el periplo hacia EEUU para ir a trabajar por horas allá, y aquí en Ecuador se opone. Esto supone un golpe durísimo para los jóvenes que necesitan trabajar y estudiar al mismo tiempo.
Por otro lado, es irrisorio ver a Correa y a su redil atribuirse una victoria en las dos preguntas que ganó el NO: el trabajo por horas y el arbitraje internacional para la solución de controversias comerciales. ¿Cómo puede considerarse una victoria si el país votó SÍ en las nueve preguntas restantes? La correístas recibieron, una vez más, una gran bofetada del pueblo. Lo que se siembra, se cosecha. En su gran estulticia creyeron que eran inmunes a la justicia, y que esta jamás les rozaría un dedo.
La ganancia del SÍ en la extradición, ha horadado las fibras más profundas de sus hígados. De ahí que las migrañas, el insomnio y los cólones irritables acosan sin consuelo al prófugo, su compinche Glas y el resto de la banda delincuencial que hoy tiene su sede en México. Eso significa que EEUU y otros países pueden requerirlos si han cometido delitos relacionados con la corrupción y el lavado de activos en sus territorios. Están temblando…
Leí por ahí lo siguiente: “Si el primer ecuatoriano en ser extraditado para ser juzgado en EEUU es Glas, serán los 60 millones de dólares mejor gastados en toda la historia del Ecuador”. Dejemos que los correístas crean que vencieron en las preguntas en las que ganó el NO. Son incorregibles. Siempre que pierden, según ellos, ganan. Y eso que tienen en sus filas dos economistas de “renombre”.
De los resultados electorales me quedo con un buen sabor en la boca. El domingo constaté que los ecuatorianos sí somos capaces de dejar a un lado nuestras diferencias por la tranquilidad del país. Hoy somos un solo puño. Un puño unido en contra del narcoterrorismo.
De aquí en adelante Noboa no puede darse el lujo de dormirse en los laureles. Tiene que ver la manera de que Diana Salazar sea reelecta. Sin ella, ningún narcodelincuente estuviera hoy tras las rejas. (O)