El edificio The Edge es uno de los atractivos más impresionantes para el turista, es el rascacielos que permite observar a la ciudad en toda su extensión y hermosura.
Apenas segundos me tomó para llegar al piso 100 del edificio Edge, lugar donde se puede disfrutar de la arquitectura de la ciudad y la belleza natural de los cielos color celeste fusionados con las aguas del río Hudson. A 345 metros de altura el ojo humano se queda deslumbrado con la presencia de Chrysler Building, la Estatua de la Libertad, el Central Park, Empire State Building, el Downtown, el World Trade Center, Nueva Jersey, New York. Así también, el puente de Brooklyn y la isla de Manhattan.
En el moderno barrio Hudson Yards ubicado al oeste de Manhattan se encuentra el edificio The Edge, cuyo mirador de 360 grados es uno de los atractivos más impresionantes para vivir la adrenalina de fotografiarse y hacer contenidos para tik tok sobre una base de cristal ubicada en una terraza externa de 700 metros cuadrados.
Allí en ese espacio de cristal que deja ver a los edificios por debajo de los cuerpos -los ciudadanos del mundo- se sientan, acuestan e inclinan para llevarse un recuerdo fotográfico de la adrenalina de sentirse a una altura tan impresionante.
Los más arriesgados sacan contenidos de lujo para sus redes sociales y otros, de edades, personalidades y perspectivas distintas, se conforman con hacer la debida foto de registro.
Probablemente una hora es suficiente para disfrutar del mirador de este rascacielos neoyorkino, pero para los turistas creo que ese tiempo es insuficiente para aprender algo de cultura general y de arquitectura e ingeniería.
A lo referido, se suma el Champagne Bar ubicado en el piso 100 para ofrecer bebidas que se las disfruta con esa agradable compañía de seres queridos que han hecho de los Estados Unidos su país de residencia.
En mi caso, gracias a la generosidad de mis primas disfruté de una bebida fría, que es una costumbre de quienes visitan el mirador. Tres bebidas -en un vaso con su debida marca comercial del edificio- tiene un costo de 50 dólares, un valor alto en comparación a la economía de América del Sur.
Asomarse al vacío desde The Edge
En el piso 100 se ubica el mirador The Edge que cumple con esa capacidad de activar varias sensaciones, entre las que más sobresalen: la vista, el gusto y la adrenalina de sentir el vacío gracias a los vidrios inclinados, que están ubicados en los extremos para dar forma a la proa de un barco.
Para llegar al piso 100 hay que acceder a la cuarta planta del centro comercial Shop and Restaurants at Hudson Yards. La entrada clásica con fecha y hora definida cuesta $47,90.
Hay entradas flexibles y con paquetes premium que incluyen fotografías y chámpan desde $55 y $73. No importa el precio de la entrada sino más bien la oportunidad de estar allí, para abrazar desde las alturas a la Gran Manzana de los Estados Unidos.
Es importante precisar que la mayor parte de turistas y residentes prefieren asistir en horas de la tarde para deleitarse con la caída del sol y así quedarse con esos atardeceres propios de las producciones del séptimo arte.
Si la intención es vivir esa experiencia hay que reservar con tiempo las entradas y asistir un cuarto de hora antes del horario acordado. Con la entrada adquirida la persona puede tomarse todo el tiempo que requiera para disfrutar del mirador, restaurantes, bar, tiendas y oficinas de las empresas como CNN o HBO.
Cuarto observatorio de New York
El mirador del edificio Edge se convierte en el cuarto observatorio de New York -la capital del mundo- y sin duda, el mirador al aire libre más alto del hemisferio oeste. The Edge en español, filo o borde, fue un proyecto de ingeniería y arquitectura innovadora que inició en el año 2018. Los paneles de vidrio de 9 metros de altura que rodean el mirador fueron fabricados en Alemania y sus terminados en Italia, así lo mejor de los elementos arquitectónicos y decorativos se observan en esos 79 paneles de vidrio.
El confinamiento mundial debido a la pandemia por la COVID 19, no fue un impedimento para que en marzo del 2020 el edificio Edge abra sus puertas al público. En cuatro años este rascacielos tiene prestigio y un éxito total por el interés que despertó en los neoyorkinos y viajeros del mundo. Aunque no es el único mirador, ni el más alto, se lleva todas las glorias por su innovación y por lograr activar las sensaciones de los visitantes que en ese triángulo de cristal pueden sentir la aventura de estar en las alturas y sentir “el mundo a sus pies”.
La ficción se queda corta frente a su tecnología
Todo lo referido del Edge se queda corto frente a su potencial tecnológico, allí dentro de ese edificio todo lo que pareciera de un mundo de ficción es una realidad que queda latente en quienes provenimos del tercer mundo.
Lo que realmente me impresionó fue como el ascensor se convirtió en “una nave espacial” con imágenes de alto nivel, audio con total nitidez y la suavidad de subir 100 pisos en menos de 1 minuto, sin la menor molestia y con esa sensación de bienestar en su máxima expresión. Y luego, en la cuarta planta del centro comercial Shop and Restaurants at Hudson Yards disfrutar de información visual y tecnológica que activa todos los sentidos. En realidad, es magia, modernidad, innovación y placer en el buen sentido de la palabra.
El único placer a limitarse son las compras ya que las tiendas y los productos que allí se comercializan son exclusivos. Al estar al “grito de la moda” terminan siendo un lujo que no todos podemos darnos; un pequeño detalle de la tienda Edge termina costando “un ojo de la cara”.
Temáticas y comida
El inicio del invierno 2023 me permitió vivir experiencias no planificadas que convencida estoy que Dios me regaló sin merecerlo. Obtuve una gracia inexplicable para disfrutar de estas vivencias que afianzaron la amistad y el valor de una familia. En noviembre con esa primavera despidiéndose pude contemplar la hermosura de la temática de temporada y allí, cada espacio fue propicio para las fotos del recuerdo.
Al terminar la aventura por el Edge y en esas calles de Manhattan los carritos de comida chatarra nos seducían ante la brisa fría de la noche, así que no pudimos resistirnos a la tentación y no solo eso, tres cuencanas logramos que nos sirvieran la típica salchipapa, una golosina muy privilegiada y altamente consumida en Ecuador. En realidad, las salchichas son consumidas en hot dogs y no con papas fritas y esa innovación la implementamos en Manhattan.
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