Nuestra sociedad está estructurada de manera que casi nos asegura la lucha por la vida. Desde el momento de nacer nos preparan para ser “alguien”; tenemos que conseguir en la vida dinero, poder, posición, premios, galardones, o cualquier forma de identidad que nos convenza a nosotros, y a los demás de que somos hombres de “éxito”.
La escalera que lleva al éxito según la sociedad de consumo, se basa en el concepto del más, mejor, óptimo. El último peldaño de dicha escalera es la mayor acumulación de recursos materiales posibles.
Estoy seguro de que muchos habrán reflexionado sobre estas preguntas que están en la mente de todos: ¿Cómo disfrutar de la vida en un mundo que, cada vez se halla más sumido en la lucha?; ¿Cómo dejar de preocuparnos si tantas cosas parecen amenazarnos?
La alegría de vivir ha desaparecido, la vida actual se ha convertido en una batalla cotidiana por la supervivencia. En un mundo donde predomina el Darwinismo social, todos necesitamos disponer de un REMANSO DE PAZ al que podamos volver una y otra vez para curar nuestras heridas.
El remanso de paz está en ese maravilloso lugar que es el interior de nuestro ser, en el que se encuentran todas las cualidades divinas, como el amor, el afecto, la fuerza, la intuición, la alegría, la gratitud. Cuando vivimos en este remanso de paz que es el Yo superior, somos libres para disfrutar lo mejor que pueda ofrecernos la vida, la paz y la euforia colmarán nuestro corazón, saldremos de la sombra y descubriremos la esencia de una vida positiva.
La ilusión constante de la satisfacción que ha de producirnos los bienes externos, destruye en definitiva la calidad de vida, destroza la oportunidad de vivirla con alegría.
Recordemos que los hombres somos como la espuma del mar que flota sobre la superficie del agua, cuando sopla el viento desaparece, así nuestras vidas son sopladas por la muerte.
Para rescatar nuestra verdadera identidad y nuestro espíritu, aprendamos el arte de danzar con la vida.
Ha llegado el momento de soltar las manos y abandonar las “golosinas” que nos ofrece el poder, la fama y el dinero, a fin de vivir una vida que valga la pena, una vida repleta de momentos exquisitos; entonces en el remanso de paz encontraremos el ancla para el mar embravecido, en el que nos obligan a navegar el materialismo en el que vivimos inmersos y los falsos redentores del mundo de la política.
El SECRETO DEL CORAZÓN se halla encerrado en la paz espiritual, y es sólo en ella en donde encontraremos nuestra verdadera alegría, mientras que la felicidad material, sólo sirve para ocultar el profundo misterio de la vida. (O)