Nuestro impuesto irremediable y telúrico por vivir en la columna vertebral, bella e indómita de los Andes, nos cobra cada inicio de épocas lluviosas con desastres espantosos de avalanchas asesinas, como la que vivimos hoy en Baños, donde una comunidad entera fue arrastrada dejando decenas de muertos. No lejos, varios tramos de carreteras y puentes vitales se desplomaron y muchas zonas están incomunicadas.
Avalanchas naturales impredecibles en la generalidad de los casos, más en el mágico Ecuador, país pequeñito, existen otro tipo de avalanchas en época de elecciones. 17 organizaciones políticas de ámbito nacional, con nombres curiosos que llegan de imaginaciones también mágicas y 61 organizaciones de esfera provincial, están habilitadas para sufragios, es decir, 78 partidos y movimientos habilitados para votar, verdadero alud político sin nombre.
Febrero del 2025 sufragaremos para elegir nuevas dignidades, pero me temo que entre los habilitados y listas que se van conformando, no existen nombres de estadistas y verdaderos valores del pensamiento político ecuatoriano. La mayoría no son más que una jorga de amigos, que se organizan y presentan sus nombres para tan altas dignidades, muchos o la mayoría, esperando que la suerte y la casualidad reme en su mar de opciones y recibiendo de parte del estado, una cantidad de dinero para poder hacer su proselitismo político, que en muchas ocasiones se convierte en capital de juerga. El mismo presidente actual, Noboa y su binomio, doña Verónica, no pueden ser mejor ejemplo, pues se inscribieron prácticamente sin opción y es por ello que los dos mandatarios no comulgan la misma ostia, por dispares y por qué fueron unidos al azar y se encontraron con la presidencia, tras el asesinato aleve y vil a Villavicencio, serio aspirante a Carondelet. Y claro, no pasa una semana que la vicepresidenta se siente con poder y va con fuerza a buscar sus necesidades políticas y por qué no, económicas (léase concusión y tráfico de influencias) conspirando abiertamente (recuerden la frase de otro demagogo, Velasco Ibarra: el vicepresidente es un conspirador a sueldo) lo que obligó al mandatario a nombrarle en un cargo lejano con todo un océano de por medio. Es por esto y con razón, que Noboa se encuentra abiertamente tratando de evitar que la vicepresidenta le reemplace el tiempo que duraría la campaña. Pues con una actitud así, sería y seguro, la que tire al traste toda aspiración de reelección, mientras que la avalancha de nuevos candidatos que quieren pesca a río revuelto, nos invade y nos arrastra como pueblo en el lodazal tan parecido al de la tragedia de Baños, que nos horroriza y duele. (O)