Así quedó el presidente Noboa, de acuerdo con las declaraciones de su secretaria de Comunicación, en la nota publicada en la prestigiosa revista The Newyorker. Con ello criticó a John Lee Anderson, un reconocido periodista de larga trayectoria en el manejo de la crónica y el reportaje, particularmente en perfiles de políticos. En otras palabras, alguien que con toda seguridad reconoce las “expresiones coloquiales” que caracterizan al político que es objeto de su investigación.
Se puede decir que Noboa está descontextualizado, pero no por culpa del periodista, sino por causa de su propia inexperiencia en diplomacia y gestión pública. Es cuestión de hacer una revisión de la extensa pieza periodística para entender el carácter e intencionalidad del joven mandatario y su círculo cercano.
El país queda descontextualizado con la exposición pública de las opiniones de su representante. Las relaciones con sus colegas en Chile, Colombia, la misma Argentina o incluso El Salvador, el intercambio comercial y geopolítico, los apoyos de la región en la lucha contra el narcotráfico o el conflicto interno armado, pasan por la necesaria discreción y respeto entre los gobernantes. Las expresiones del inexperto mandatario dejan por tierra los esfuerzos de su equipo gestor alrededor del posicionamiento internacional del Ecuador.
Descontextualizado, no solo está el presidente, o sus expresiones, o el país en el debate internacional, sino también estarán los “enemigos del Ecuador,” quienes en lugar de ir a La Roca, ahora sí podrán estar en “peores condiciones”, no por la falta de alimentos, sino por el frío y la distancia que las posibilidades de una cárcel en la Antártida podrían ofrecer y resultaron interesantes ideas para el mandatario.
En resumen, la nota periodística del Newyorker ha dejado clara que no son las expresiones sino el presidente Noboa quien está descontextualizado de la realidad y las profundas necesidades que este país no termina de resolver. (O)
