La magnitud de un futbolista de la dimensión de Kylian Mbappé, aún sin brillar en una Eurocopa en la que estaba llamado a ser estrella, es el último reto de una España brillante para cumplir el sueño de volver a estar en una final del torneo doce años después.
El broche repleto de exigencia para el último representante de aquellos que lo ganaron todo, de la generación que rompió barreras y quitó complejos de los que ahora se beneficia una España que ha competido con grandeza. Brillante para volver a ser considerada favorita. Sacando provecho de llegar como tapada para alejarse de la presión.
Lo hizo ante Alemania para ampliar el catálogo de semejanzas con el regreso al éxito en 2008. Dos Eurocopas en el espejo por mucho que los nombres en nada se parezcan. Por lo que se ha generado en torno a la figura de Luis de la Fuente, como en aquel momento de Luis Aragonés. Por el regreso de un ambiente familiar.
Obligado a retocar lo que funciona Luis de la Fuente, con la tranquilidad de encontrar la hazaña ante Alemania con goles desde el banquillo. La importancia de la segunda unidad. La ausencia de egos con todos preparados para sumar. El día que ‘sacrificó’ a las dos revelaciones del torneo, Lamine Yamal y Nico Williams, por las faltas de ayudas cuando el orgullo del anfitrión alejó a España de su identidad.
Un duelo de altura que se decidirá por la contundencia en las áreas. Si Francia es poderosa en el aspecto defensivo, España presume de haber concedido solamente dos tantos y uno se lo marcó en propia puerta. Solamente Alemania, a la desesperada, logró marcar a Unai Simón cuando los cuartos despedían al anfitrión. El tanto inapelable de Wirtz tras una exhibición de poderío de Aymeric Laporte que vivirá un reencuentro especial con el país en el que nació.
Ya cumplió España en el torneo. Igualadas las semifinales de Luis Enrique en la última edición. Con el deseo de dar el salto hacia una final que no será más exigente que el camino. Alemania y Francia. Las grandes favoritas. La ambición de un equipo liderado por Rodri con una reivindicación desde el banquillo en la figura de Luis de la Fuente para ganarse el respeto que tanto le ha costado por un pasado sin proyectos grandes a nivel de club.
Enfrente, Francia espera a Kylian Mbappé. Fracturada su nariz en la primera jornada ante Austria, con un solo gol de penalti en veinte remates en el torneo, por debajo de la enorme dimensión de su fútbol y su condición decisiva, la dependencia goleadora del conjunto galo de su figura más brillante es aún más evidente en la Eurocopa. Lo necesita. Absolutamente.
Y lo echa de menos. Incómodo con la máscara que protege su nariz, que condiciona su visión, no es ni tan goleador ni tan definitivo ni tan desbordante como esperaba en Alemania 2024. Sus ocasiones son esporádicas, sus apariciones son puntuales, sus goles son tan contados como los de todo su equipo, que admite ya «un problema en la definición».
Es la realidad de la subcampeona del último Mundial; de la favorita número uno que llegó a Alemania y que ha perdido fuerza bajo esa vitola, más que en duda entre su decepcionante juego, sus trompicones y sus resultados (dos triunfos por la mínima en cinco encuentros, el último aferrado a su destreza en los penaltis para superar los cuartos de final ante Portugal), mientras se defiende de las críticas con el hecho irrebatible de que está en las semifinales.
Y eso la hace aún más peligrosa. Superviviente entre todas sus dificultades y vaivenes, siempre está la presunción o la certeza de que despertará en algún momento. Y con la cantidad de grandes futbolistas que tiene, es una amenaza tan latente como inquietante para cualquier rival que se cruce en su camino.
Cierto que sólo ha ganado tres de sus últimos diez partidos en la Eurocopa, tanto o más que no ha perdido ninguna de ellos. Es muy complejo doblegarla. Lo comprobó Portugal, por ejemplo, en cuartos de final, cuando fue mejor que Francia. O Bélgica, en octavos. En ambos, el portero Mike Maignan, como en toda la primera fase, fue una garantía con sus paradas.
Sin él, Francia no estaría en las semifinales. Sin su defensa, tampoco: Jules Koundé, Dayot Upamecano, William Saliba y Theo Hernández, que han jugado cada minuto de cada partido y también lo harán ante España. Ni sin su potentísimo medio campo, con Aurelien Tchouameni, N’Golo Kanté y Adrien Rabiot, que retornará al once después de su sanción ante Portugal con el consiguiente paso de nuevo al banquillo de Eduardo Camavinga.
Más allá de Mbappé, nadie en el ataque ha funcionado en Francia. También es llamativo el momento de Antoine Griezmann, hasta el punto de que fue suplente contra Polonia en la tercera jornada. Ha jugado de casi todo ya en esta Eurocopa, sin encajarse todavía en el nivel de siempre, sin un solo gol ni una asistencia, pero también sin todo el fútbol que lo ha dirigido a las cotas más altas en su carrera. Su titularidad incluso está abierta a debate.
Probable alineación
España: Unai Simón; Jesús Navas, Laporte, Nacho, Cucurella; Rodri, Fabián, Dani Olmo; Lamine Yamal, Nico Williams y Morata.
Francia: Maignan; Koundé, Upamecano, Saliba, Theo Hernández; Kanté, Tchouameni, Rabiot; Griezmann; Dembele o Marcus Thuram y Mbappé.