El diálogo de las izquierdas

Caroline Avila Nieto @avilanieto

Las diferencias entre los partidos y movimientos afines a la izquierda ideológica han sido una constante discusión en la mesa electoral ecuatoriana. La hegemonía que sostenía el correísmo hoy se percibe más frágil, y ante el fracaso de la clase política, tanto la gobernante como la de oposición, es imperativo establecer nuevos guiones para febrero del 2025 si el país espera obtener resultados diferentes.

Más de 50 movimientos, colectivos ciudadanos, y representantes políticos y sociales confluyeron este miércoles pasado en el ágora de la Casa de la Cultura en Quito para conversar sobre una agenda mínima entre quienes deberían compartir al menos los postulados ideológicos. La diversidad en las izquierdas es deseable; no se puede seguir insistiendo en hegemonías autoritarias que han demostrado ser insuficientes para sostener proyectos políticos y económicos. El diálogo horizontal y generoso es el que podría facilitar una agenda mínima, incluso sabiendo que los primeros pasos se den por separado.

Francia es un ejemplo a observar. El acuerdo entre los partidos de izquierda logró que hicieran un solo frente ante la derecha más radical instalada en el imaginario político europeo. La madurez y el desprendimiento electoral permitieron que esa conversación, en medio de la diversidad de voces, construyera un escenario distinto y resultara en una victoria para la izquierda política. Ecuador puede observar esa experiencia y tratar de conciliar al menos un pacto de no agresión en primera vuelta, avanzar hacia una agenda mínima común y apoyar a quien continúe el proceso en una segunda vuelta.

Lo contrario implicaría continuar con la inestabilidad política, elecciones cada dos años, bloqueos y pugnas que resulten en el fracaso social y económico. Hay quienes miran con sincera preocupación un escenario político de inestabilidad y, por ello, deciden reunirse.

¿Cuánto podrá durar? No se sabe; sin embargo este diálogo de las izquierdas ya logró dos cosas: la reacción de Correa y la respuesta de Noboa. Al menos no ha sido indiferente. (O)