Sociología crítica de la ética ecuatoriana

Hace una década, un grupo de personas publicamos un libro que se denominó “Sociología de la ética cuencana”. Fue un interesante trabajo colectivo que tuvo como inspiración a la posibilidad de analizar los aspectos sociales de la forma de ser moral de quienes formamos parte de esta comunidad.

Ahora, hemos invitado a varios ciudadanos de diferentes lugares del Ecuador, para que escriban sobre una temática parecida, con la peculiaridad de que en esta ocasión se pretende recibir ensayos que desarrollen aproximaciones críticas a la cultura moral de los ecuatorianos, porque si bien es importante el reconocimiento de sus aspectos positivos, también lo es analizar sus errores.

En el proceso de diálogo con amigos de las diferentes regiones del Ecuador para definir los nombres de los escritores a quienes invitaríamos y ante la pregunta de si aquellos estarían dispuestos a desarrollar un enfoque crítico de la idiosincrasia de sus comunidades, muchos de ellos -los amigos- respondieron que lo veían casi imposible, porque esos ciudadanos prestantes estarían de acuerdo en escribir sobre las múltiples bondades éticas de su cultura y no sobre sus debilidades, posibilidad que hasta la considerarían como una especie de traición a sus pueblos y a sí mismos.

Así, algunas características de la identidad ecuatoriana como los complejos de inferioridad frente a lo extranjero o de superioridad frente a nuestras raíces locales, la impudicia que se evidencia cuando se trata de beneficiar a familiares o amigos, el irrespeto histórico al imperio de la ley, la corrupción entronizada, la cultivada práctica de denigrar al otro en tertulias de amigos o en familia; o, los pujos de grandeza… pocos quieren analizarlas, como si no fueran parte de nosotros.

Cabe entonces preguntarnos si la autocrítica aporta al mejoramiento de individuos y sociedades. Muchos la proponen y defienden. La doctrina cristiana lo hace desde su luminosa claridad. También los sabios. A modo de ejemplo, cito dos frases atribuidas a Jung, eminente psicoanalista suizo: “A través del orgullo nos engañamos a nosotros mismos” o “Pensar es difícil, es por eso que la mayoría de la gente prefiere juzgar”.

Para terminar y como corolario, acudo a la sabiduría popular que, en estos temas, llega a las mismas conclusiones que el pensamiento más elaborado: “Alabanza en boca propia es vituperio”.

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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