Silencio cómplice

Ana Abad R.

Son cuarenta días de ausencia de lluvias, con parroquias que sufren ya el racionamiento del servicio de agua potable y con la amenaza directa para el suministro a toda la ciudad. El estiaje que estamos atravesando y que continuará por varias semanas más –según pronósticos del INAMHI– es prueba clara de la extrema sensibilidad ambiental de nuestra geografía, expuesta no sólo al calentamiento global sino a la grave amenaza minera que se cierne en nuestras fuentes hídricas, a pesar de la contundente decisión popular tomada en las urnas. El estrés hídrico –como llaman los expertos a estos largos periodos de estiaje– que estamos atravesando fundamenta aún más, la exigencia ciudadana que sean las autoridades quienes encabecen la defensa de nuestras fuentes de agua amenazadas por los intereses de los grupos económicos vinculados con el gobierno, que pretende desacatar la sentencia de la Corte de Justicia del Azuay para favorecer al proyecto minero Loma Larga y su empresa promotora Dundee Precious Metals. La defensa de los Derechos de la Naturaleza y la protección de los ecosistemas no solo constituyen una acción en favor del medio ambiente, sino contiene la simiente de un cambio paradigmático en la sociedad, en la cual los intereses económicos no imperen sobre los Derechos Humanos y de la Naturaleza; de allí, que es incomprensible que las autoridades locales y provinciales no alcen su voz, en defensa de la decisión democrática tomada por las poblaciones de Girón y de Cuenca. Ya decidimos: No a la minería. (O)