Sobre los radares

Juan F. Castanier Muñoz

La discusión sobre los radares para controlar la velocidad de los vehículos en las calles, avenidas y carreteras de nuestro país, me ha llevado, como de la mano, a recordar el aprendizaje de los quebrados en quinto grado, las ecuaciones de tercer curso y el cuadrado de la hipotenusa en alguna tormentosa clase de trigonometría, además, me ha refrescado el intríngulis de las votaciones de los últimos tiempos en el CPCCS, en el Consejo de la Judicatura y en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional. ¡Qué capacidad para enredar las cosas!

Problema Uno: compra de los radares. Problema dos: términos del contrato. Problema tres: cuanto “lleva” el contratante y cuanto el contratado. Problema cuatro: determinación de los límites de velocidad. Problema cinco: ubicación de los radares. Problema seis: porcentaje de las multas para el contratado. Problema siete: sistema de impugnación de multas y “reparto” de utilidades. Problema ocho: ni las compañías contratadas, ni los radares, ni los límites de velocidad, ni los entes encargados del control, son los mismos en todas las provincias del país. Problema nueve: saber cuáles son los radares que funcionan al momento, cuáles se encuentran en “pause” y cuáles han quedado solamente de adorno. Problema diez: ¿Hay algún estudio que pruebe que, desde que los radares están “funcionando”, ha disminuido el número de accidentes de tránsito en el Ecuador?

Y entonces debemos ponernos a pensar, ¿Cuál o cuáles las razones para que los sistemas de control de la velocidad de los vehículos, eficientes y efectivos en otras latitudes, aquí en el Ecuador se hayan convertido en un verdadero monumento a la ineficiencia, el despilfarro y la corrupción?, ¿será que algún hado maligno nos persigue con saña y alevosía, y nos impide avanzar en el rumbo correcto?, ¿será que determinadas actitudes de autoridades, funcionarios y empresarios ya vienen inclinadas en el sentido equivocado?. ¡Pobres radares!, quién los inventó, ¿habrá pensado que se iban a topar con tantos avatares y tropiezos en su mecánica existencia?, ¿o que nunca iban a instalarse aquí en el Ecuador? (O)