Cada 1 de octubre se conmemora el Día del Pasillo, uno de los géneros emblemáticos de la música ecuatoriana.
Esta fecha se eligió en honor al natalicio de Julio Jaramillo Laurido, uno de los máximos exponentes del género, quien nació en Guayaquil el 1 de octubre de 1935.
Marcelo Pacheco, guitarrista y docente del Conservatorio “José María Rodríguez», destaca la importancia de esta celebración como un recordatorio y un impulso para que los jóvenes investiguen y se acerquen a este estilo musical, que forma parte de la identidad del país.
“El Pasillo nació en la Gran Colombia como resultado de la fusión de influencias de varios países como Colombia, Perú y Ecuador. Sin embargo, en nuestro país ha desarrollado características rítmicas y melódicas únicas, la estructura rítmica nos diferencia. El Pasillo se arraigó en Ecuador y se convirtió en parte fundamental de nuestra música nacional”, aseguró el docente.
Patrimonio
El Pasillo Ecuatoriano fue declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, el 14 de diciembre del 2021 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Históricamente, el pasillo comenzó como un género instrumental y de baile, propio de las élites sociales.
Posteriormente, al ser adoptado por el pueblo, se le incorporaron letras cargadas de nostalgia y sentimiento, a menudo relacionadas con el amor y la identidad.
“Un momento clave en su evolución fue la incorporación de un segundo movimiento en tiempo rápido por el compositor Enrique Espín Yépez, quien añadió una nueva dimensión a la estructura original lenta del pasillo”, indicó Pacheco.
En la actualidad, este género ha sido enriquecido a través de «rearmonizaciones» que integran influencias de otros estilos.
Según Pacheco, estas variaciones armónicas han generado opiniones divididas. Algunos consideran que alteran la esencia del pasillo, mientras que otros lo ven como una manera de elevar su valor estético.
«Es un debate sobre cómo debemos entender su evolución, pero el Pasillo sigue siendo un género que perdura y trasciende generaciones», añade el docente.
Melancolía y poesía en el pasillo
Sonia Guachichulca, vicerrectora encargada del Conservatorio, subraya que el Pasillo, con su cadencia melancólica y poesía profunda con letras de autores como Medardo Ángel Silva, ha sido el lenguaje de amor y de dolor, de encuentros y despedidas.
“A través de sus notas, se cuentan las historias de nuestro pueblo y gracias a músicos de ayer y de hoy, estas historias siguen vivas, resonando en las generaciones presentes y marcando al camino para las futuras”, afirmó.
Las instituciones educativas, como el Conservatorio «José María Rodríguez», juegan un rol fundamental en su preservación.
Con cátedras dedicadas a la música nacional y proyectos de tesis que exploran el pasillo, los estudiantes continúan mostrando interés y creatividad en su interpretación y estudio.
Para Guachichulca, el Pasillo ha sido adoptado por artistas contemporáneos que, aunque han introducido variaciones en la métrica tradicional, han logrado conectar con las nuevas generaciones.
«No debemos olvidar nuestras raíces. El pasillo es parte de nuestra identidad, es nuestra música. Este género, que ha sabido adaptarse, sigue siendo uno de los más difundidos y apreciados en el país”, concluyó Guachichulca. (I)