Las puertas se abren a las 06:00 cuando alumbran los primeros rayos del sol. Los comerciantes ingresan, acomodan sus puestos y reciben a los compradores. Padres, estudiantes y quienes laboran por el Centro Histórico son los primeros en llegar para desayunar. Esto se repite todos los días en el Mercado 9 de Octubre, que cumple en este 2024 92 años de historia.
Las horas transcurren, se abren más negocios e incrementa el movimiento comercial. Amas de casa recorren los pasillos de los tres pisos del mercado con canastos y bolsas repletas de frutas, verduras, cárnicos y otros productos.
Para atraer a los clientes, las comerciantes usan frases como: “¡Venga mi bonita, que le damos!”, “¡Venga, pruebe sin compromiso!, “¡Tome asiento que ya le sirvo!”. De fondo suena un repertorio de canciones de distintas emisoras que se sintonizan para amenizar la jornada laboral.
El mercado se lo ve limpio, ordenado y seguro a pesar de que en los alrededores hay inconvenientes debido a las ventas ambulantes, la prostitución y otras situaciones. Los patrullajes, sobre todo, de la Policía Nacional y la Guardia Ciudadana son constantes por estos y otros motivos.
Una infraestructura que ha cambiado
En este centro de abastos laboran unos 230 comerciantes en más de 15 giros de negocios. Mercedes Cajamarca, de 82 años, es una de las vendedoras más antiguas porque lleva seis décadas dedicada al expendio de hornado y ha sido testigo de muchos de los hechos que han pasado en este lugar.
“El antiguo mercado era de un solo piso que congregaba en su interior a 80 comerciantes porque la mayoría ocupaba los exteriores”, cuenta Cajamarca al tiempo de recordar las incomodidades que sufrían hasta que se dio la reconstrucción hace 17 años.
El edificio conserva la misma fachada, pero con un interior totalmente distinto.
Rosa Matute, presidenta del mercado, se refiere a esta etapa que marca un antes y después para la “9 de Octubre” y sus alrededores.
Ella lleva en la dirigencia casi 30 años, de los cuales, 16 como principal representante.
“Ocupamos por más de año y medio una parte de la calle Gaspar Sangurima y la Plaza Rotary”, rememora Matute al señalar que algunos detalles del proyecto original no se consideraron.
Los puestos de venta de morocho y otros productos típicos debían ubicarse en la parte externa.
«Esperemos que esta administración municipal retome el proyecto como, ya lo está haciendo, para reubicar a los comerciantes informales en la plataforma que se construye en la calle Antonio Valdivieso”, asevera.
Sobre esta obra se conoce que tiene un avance del 70 %. Los trabajos concluirán a fines de noviembre próximo para albergar a cerca de 300 vendedores autónomos.
Diego Cedillo, director municipal de Mercados, comenta esto para resaltar otras mejoras que se han realizado como la renovación de los cuartos fríos, la reparación del ascensor y los montacargas, entre otras intervenciones. (I)