Debe ser difícil, hasta desesperante, tomar decisiones duras frente a una crisis como la eléctrica, lamentablemente condimentada con el tufo político electoral.
Lo dejó entrever el presidente Daniel Novoa durante la entrevista trasmitida este domingo en TC Televisión, tras decidir, por fin, “dar la cara” al país sumido en las tinieblas.
La técnica, como en el caso de referida crisis, no es compatible con la política, en especial cuando hay elecciones por delante y el presidente es uno más de los 16 candidatos a ocupar Carondelet.
Noboa dijo haber “peleado” con el grupo de técnicos, cuando le explicaron la necesidad de ampliar los horarios de suspensión del servicio eléctrico por cuanto eso implicaba “destruirle a la gente”.
Sobre esto último no hay duda. Se trata, sí, de una destrucción en el ámbito de la economía. Perdemos todos. También hay afectaciones a la salud mental y, en general, el país es percibido como un lugar del cual se quisiera salir.
Hizo caso omiso a los técnicos. Al contrario, prometió reducir los horarios; pocas horas después esta decisión le explotó, y de un solo porrazo los amplió hasta 14 horas diarias.
Entonces el presidente sale de su “nube espacial” y vuelve a sembrar sueños: “La crisis no debería ir más allá de diciembre de 2024”. “Estamos corriendo contra el tiempo”.
Se fundamenta en las nuevas contrataciones de generación eléctrica, ya en marcha, y la probable compra de energía al sector privado de Colombia.
El Gobierno se dejó vencer por el tiempo. El comportamiento climático le rebasó sus expectativas. Si el capitán de un barco no toma decisiones al paso y desoye al resto de la tripulación, la llegada al puerto tambalea.
Insistimos: Noboa tiene la obligación ética y moral de hablarle a la gente con la verdad. La gente verá si conviene o no reelegirlo. Pero esto no debe desesperarlo, ni sus rivales querer “pescar a río revuelto”.
Señor presidente, le conviene enchufarse al tomacorriente de la realidad.