Durante largo tiempo pensamos que la crisis de los recursos naturales era una exageración de unos pocos, o que se trataba de un eslogan de campaña de unas cuantas oenegés. Sin embargo, en los últimos meses el Ecuador sufre frente al estrés del binomio: agua y energía.
La apuesta por la priorización de la generación hidroeléctrica no tuvo la prolijidad de continuar con la construcción de la infraestructura necesaria para responder a la demanda de nuevos usuarios que llegaba año tras año, sumado a un inusual período de sequía que ha generado cortes de energía eléctrica en todo el país, afectando seriamente la producción y la competitividad del Estado.
No obstante, el acceso a agua potable también está en riesgo en muchas ciudades del país, incluso con racionamientos programados que afectan la vida digna de los ciudadanos, pues el líquido vital es fundamental para la consecución de otros derechos como, salud y alimentación.
Y, por último, los incendios forestales se multiplican por todos el Ecuador, poniendo en riesgo la biodiversidad que nos presta un sinnúmero de servicios ambientales, así como las fuentes de agua.
Si bien es cierto, la respuesta de ciertas autoridades estatales ha dejado mucho que desear, la crisis nos enseña la resiliencia de la población frente a las adversidades, pero sobre todo el alto espíritu de cooperación y solidaridad, de manera especial para apoyar al combate del fuego en las zonas protegidas. Labor loable que realizan los bomberos, los guardaparques, voluntarios, entre otros, quiénes de manera desinteresada luchan hora a hora para evitar que los incendios se extiendan.
Crítica merecen algunos actores políticos quiénes valiéndose de la tragedia de la naturaleza, aprovechan para la realizar piezas comunicacionales, simplemente por “donar” unas cuantas botellas de agua y energizantes. Sin embargo, más se debe felicitar y replicar el trabajo de la sociedad civil organizada, de niños, madres, comuneros, profesionales, gremios, entre otros, quiénes hacen su mejor esfuerzo de manera solidaria, empática y con espíritu para proteger las áreas protegidas en el austro del país. (O)