El sistema de pensiones de jubilación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) enfrenta desafíos críticos para garantizar la sostenibilidad y cobertura adecuada de la población ecuatoriana, especialmente en el grupo de la tercera edad. El Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) requiere una reforma estructural para asegurar su continuidad a largo plazo.
Actualmente, solo el 27,26 % de la población mayor de 65 años en Ecuador cuenta con una pensión contributiva del IESS, excluyendo el Seguro Social Campesino. Esto implica que apenas uno de cada cinco adultos mayores recibe este tipo de prestación. A lo largo de la historia, la humanidad ha creado mecanismos para atender las necesidades de quienes ya no pueden trabajar. Las pensiones representan una evolución de esos sistemas familiares y comunitarios de apoyo, proporcionando ingresos continuos a los adultos mayores cuando cesan su actividad laboral. En muchos países, las pensiones son el principal sustento de los jubilados y de sus hogares, provenientes mayoritariamente de la Seguridad Social.
A diciembre de 2022, la pensión promedio de vejez era de USD 654.46, lo que representa una de las tasas de reemplazo (pensión/salario) más altas del mundo, con un 88,57 %. Sin embargo, aproximadamente el 70 % de estas pensiones son subsidiadas, favoreciendo en mayor medida a los deciles de ingresos altos. Por ejemplo, una pensión de USD 717.19 incluiría un subsidio estatal de USD 502.03. Las prestaciones de salud para jubilados se otorgan en igualdad de condiciones con las de los afiliados activos, financiadas también con una contribución estatal obligatoria.
Figura N.º 1: Distribución de las pensiones de vejez, por monto y género, 2022
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Boletín Estadístico del IESS No. 27.
Figura N.º 2: Tasas de reemplazo de las pensiones OCDE vs Ecuador, 2014
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados en Pensions at a Glance, OECD (2014).
Según la docente de Business School de la UIDE, Margarita Velín-Fárez, el sistema de pensiones ecuatoriano es de reparto, financiado con las aportaciones de la población económicamente activa afiliada al IESS. A diciembre de 2022, se requería el aporte de 7.35 personas activas por cada pensionista. Sin embargo, el envejecimiento de la población y el contexto laboral proyectan que para 2050 solo habrá dos personas activas por cada jubilado. Esto presionaría para reducir las pensiones o aumentar significativamente las contribuciones, incluso elevando impuestos, lo cual afectaría los recursos para otros programas sociales y económicos. Adaptar el sistema de pensiones a la nueva realidad demográfica es, por tanto, urgente y necesario.
Por otro lado, cuatro de cada cinco adultos mayores sin pensión contributiva reciben algún tipo de ayuda, como la del Seguro Social Campesino o bonos sociales, mientras otros no reciben nada. Dado que el fondo IVM recibe subsidios estatales, es crucial avanzar hacia una cobertura universal para los adultos mayores con pensiones que reduzcan las desigualdades y aseguren la solidaridad, implementando reglas progresivas que prioricen a los más vulnerables.
Reflexión final
¿Qué modelo de Estado de bienestar queremos y cómo vamos a financiarlo? ¿Qué políticas necesitamos para garantizar el futuro de las pensiones? Como sociedad, debemos reflexionar sobre estas preguntas y promover reformas adecuadas para el sistema. Informar a la opinión pública sobre la magnitud del desafío y las diversas propuestas de solución es esencial. Este análisis debe considerar la alta informalidad laboral que limita la cobertura del IESS y reconocer que el sistema fiscal actual no puede sostener el modelo de bienestar vigente.