Es indudable, que la contaminación ambiental, y la demolición de la naturaleza, constituyen un grave problema de salud pública.
Nuestro planeta sufre un deterioro muy grave, amenazando la supervivencia de una gran parte de la humanidad. Los informes científicos son cada vez más alarmantes. Drásticos cambios climáticos que todos los sentimos, altísimas o muy bajas temperaturas, deshielos, huracanes devastadores, islas de plástico, contaminación ambiental y por todo lado, deforestación, y pobreza etc.
Como vemos, estamos empeñados en la ingrata tarea de destruir el mundo, arruinar los bosques, contaminar los ríos y los páramos, transformar los mares y las quebradas en auténticos botaderos de basura.
Ecuador es uno de los países más diversos del mundo, también está entre los más susceptibles de padecer las consecuencias del cambio climático.
Debido a su alta riqueza ecológica, Ecuador enfrenta riesgos adicionales. Especies de flora y fauna, que son únicas en el mundo habitan en su ecosistema.
Como consecuencia del cambio climático, existe una alta probabilidad de grandes extinciones de biodiversidad, debido a la deforestación del Amazonas, explica un informe del Banco Mundial.
Se ha señalado muchas causas de las amenazas que debe afrontar el hombre, pero creo que una de las principales es la contaminación y destrucción del medio ambiente, que actualmente ha alcanzado proporciones alarmantes.
Como advierten muchos ecólogos, el hombre podría encontrarse dando sus últimas boqueadas en una atmósfera más parecida a un estercolero, que al aire, sino se toman rápidas y decisivas medidas.
La creencia de que los progresos científicos y el desarrollo material, podrán fin a las calamidades provocadas por la contaminación ambiental y la acción humana; es sólo un modo de distraer la atención, y apartarla de la necesidad de una revolución en la ética humana.
El hombre es una parte de la naturaleza, y debe coexistir con el resto de ella, si desea sobrevivir.
La destrucción sistemática de la naturaleza es un hecho escalofriante y real, y lo que empeora este oscuro panorama, es que va acompañada de la demolición de los supremos valores humanos como la paz, la libertad, la ética, la dignidad, la verdad, la democracia etc.
La solución al problema antes mencionado es compleja, y requiere un cambio del modelo de producción y consumo a nivel planetario. Demanda de un esfuerzo a ese mismo nivel, de estados y sociedades. (O)