Los datos históricos de intención de voto, como los más recientes de Comunicaliza, permiten observar la evolución del electorado en el tiempo y entender las dinámicas políticas que definen esta elección presidencial. Al analizar el camino recorrido, emergen dos fenómenos claros: el estancamiento del correísmo y el respaldo que todavía logra sostener el actual gobierno.
En el caso de la Revolución Ciudadana (RC), sus números no han variado significativamente, más allá del apoyo que recibió de buena parte de los votantes de Jan Topic. A pesar de los apagones, la crisis económica y la indignación social creciente, el correísmo, salvo que exista efecto de espiral del silencio, no ha conseguido canalizar ese malestar en intención de voto. La polarización actual, reforzada por los ataques constantes desde el gobierno, ha impedido que la RC crezca más allá de su base tradicional.
Por otro lado, el apoyo a Daniel Noboa responde principalmente al anticorreísmo, aunque su desempeño electoral tiene matices interesantes. Si bien algunos analistas hablan de un naciente “noboísmo”, es aún prematuro atribuirle una identidad política propia. Lo que se percibe es una combinación entre el rechazo a la política tradicional y el hartazgo de un electorado que se siente defraudado por las formas democráticas convencionales. No es que este sector busque un líder antisistema, pero sí alguien que proyecte autenticidad, decisión y la capacidad de actuar al margen de instituciones percibidas como ineficaces.
La estrategia del gobierno parece ser enfriar la rabia generada en diciembre con la promesa de soluciones concretas en enero y cambiar la conversación hacia temas más favorables, como la lucha contra el crimen organizado, la instalación de bases militares y una narrativa que lo distancie del “viejo Ecuador”.
La pregunta clave es si esta estrategia será suficiente para sostenerse en el tiempo o si, por el contrario, los problemas estructurales terminarán imponiendo una agenda más compleja. Noboa apuesta a que la memoria electoral sea corta y que los problemas inmediatos puedan disiparse con medidas rápidas y efectivas. Mientras tanto, González necesita que la agenda pública gire hacia la economía, la inseguridad y la crisis social, temas en los que sus propuestas podrían tener mayor impacto entre los indecisos.
Queda por verse si enero traerá la calma que Noboa necesita o si, por el contrario, abrirá una nueva oportunidad para que González transforme el descontento en votos. (O)