Patricio Solano es un hincha incondicional del Deportivo Cuenca. Formó parte de las categorías inferiores.
Con su jorga de amigos acudía religiosamente al estadio los fines de semana que su equipo jugaba en el Alejandro Serrano Aguilar.
Dejó de hacerlo a los 18 años cuando migró a Estados Unidos. Hoy maneja su propia empresa, permitiéndole entregarse a la institución morlaca con bienes y persona.
Es coordinador general de ‘Hinchas Colorados USA’. La fundó con Jorge Merchán, César Chumbi y William Juca.
Solano abandonó la ciudad en 1993. Tomó el camino de la mayoría de sus amigos del barrio El Salado tras observar que al poco tiempo ya empezaban a comprar terrenos para construir sus casas.
La situación económica en su familia tampoco era la mejor. Su padre hipotecó lo poco que tenía al firmar dos letras en blanco a un prestamista para que su hijo pueda cumplir el objetivo.
Con una gran responsabilidad sobre su espalda, Solano llegó a Port Chester, en la parte alta de Nueva York.
“Para los que vivimos 30 años en Estados Unidos, al principio fue durísimo. Imagínese, para llamar a Ecuador, un minuto valía 3 dólares y nosotros ganábamos 4,50 dólares la hora. Por eso llamábamos una vez al mes o pasado dos, tres meses”.
El idioma era otro obstáculo. “Hoy los teléfonos tienen traductores. Los letreros ya están en inglés y español en algunas ciudades. En ese tiempo sólo había francés, italiano e inglés. Para ir a comprar a las tiendas teníamos al menos que aprender a decir ‘one soda’ para poder comprar una Coca-Cola”.
Mente emprendedora
Solano no deja de aconsejar a quienes deciden viajar a Estados Unidos que traten de hacer algo más de lo que hacían en Ecuador para que el sacrificio valga la pena y no caigan en el libertinaje.
Él admite que llegó al país norteamericano con la mentalidad de emprender.
Hasta dominar el inglés trabajó a medio tiempo como conserje en Rye Country Day School, una escuela de gente muy adinerada.
En su casa ‘no conocía la escoba’, así que hacer la limpieza nunca estuvo en sus planes, pero lo hizo para sobrevivir. Por su trabajo y responsabilidad le tomaron confianza y llegó a ser supervisor.
En 2000 unos conocidos de Uruguay y Colombia le ayudaron para que trabaje como chofer de limusina.
“En ese tiempo era complicado sacar licencia de conducir. El que era 100 % indocumentado, no tenía acceso a nada”.
El automóvil sólo era contratado por gente pudiente. Manejó para las grandes compañías inversoras del Wall Street, entre ellas la del actual presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
También fue designado para manejarle a Vince McMahon, representante de la WWE, entonces la compañía de lucha libre profesional más grande del mundo.
“Era gente estudiada. Uno debía dominar el inglés y debía estar bien informado. Lo primero que le preguntaban era cómo va a estar el clima, a qué hora y con cuál juegan los Yankees. En ese tiempo no había mucho el celular. Todas las mañanas compraba el New York Times, el New York Post…”.
Tras la caída de las Torres Gemelas, se quedó sin trabajo y pensó en regresar a Ecuador porque no sabía hacer otra cosa más que manejar un vehículo.
Por hechos inesperados de gente de su confianza, empezó en Estados Unidos a formar una compañía de construcción, pintura y remodelación de casas.
Incursionó en ese campo al observar que algunos de los compatriotas que trabajaban en construcción “andaban montados en buenos carros…».
«Uno tiene que trabajar para vivir y no vivir para el trabajo. Yo no sabía nada, para mí lo de la construcción era como el tercer mundo, ahora me encanta…”.
Al rodearse de gente que sabía del arte, se dedicó netamente a cerrar negocios con clientes que buscaban los servicios de su empresa.
Hoy cuenta con 8 empleados de forma permanente y en verano contrata alrededor de 7 de forma temporal.
Para no depender de un trabajo solo de semanas o de meses, también empezó a comprar viviendas, refaccionarlas y venderlas. “A eso me he dedicado los últimos 15 años”.
Apoyo al Deportivo Cuenca
Ser visionario y exitoso en su emprendimiento le ha permitido también ayudar al Deportivo Cuenca. “Es parte de mi vida, es mi amor tóxico, me trata mal, pero ahí seguimos”.
Ese vínculo afectivo nació cuando el ‘Bombo’ Alarcón lo llevó a jugar en las divisiones formativas. Se desempeñaba como puntero izquierdo.
En Estados Unidos siempre estaba pendiente del equipo y apoyaba en lo que podía junto a otros migrantes.
Desde hace casi 5 años creó ‘Hinchas Colorados USA’ al ver que las ayudas que hacían desde el exterior no llegaban a las arcas del Club.
“Ahora no entregamos dinero a las directivas, a nadie. Nosotros hacemos las cosas para que se vea el fruto de la ayuda que nos hacen los paisanos… Ahora vamos a ver si ayudamos con un gimnasio en Tarqui…”.
Los hinchas colorados en Estados Unidos le devolvieron al Club el bus que estaba embargado en Ambato; contribuyeron para la adquisición de luminarias; y ayudaron a pagar multas y suspensiones.
También hicieron el esfuerzo de llevar al equipo a Brooklyn. Solano asegura que hubo gente desde Guayaquil y Estados Unidos que intentó desprestigiar el viaje. Lamentó la intervención de algunos jugadores.
“Mi satisfacción más grande fue ver que todos los hinchas que asistieron al estadio lloraron viendo al equipo colorado”.
No descarta en algún momento presidir al Deportivo Cuenca. Ahora siente que no es el momento, más cuando hay un convenio de gerenciamiento con el GFI.
“No necesito 1 dólar del Cuenca. Este año me pidieron que sea parte de la directiva, no acepté. Cuando la gente esté alineada y tenga visión de sacar adelante al Club lo haré encantado. En este momento no lo veo así. Cuando tenga al toro tomado por los cuernos y tenga poder de hacer las cosas, ahí lo haré”.