Época de pases

La pretemporada futbolística se encuentra en su auge en el país, caracterizada por algunos cambios en los entrenadores de los equipos, procesos especiales de entrenamiento, partidos amistosos y los “pases” o la contratación de jugadores de un equipo por otro. El “mercado” futbolístico trae sus sorpresas por las cifras invertidas en determinados pases como por el destino final de tal o cual estrella deportiva.

En el Ecuador coincide actualmente la época, con la campaña electoral presidencial y para elegir los miembros de la Asamblea Nacional y, extrañamente, también tenemos en este ámbito contrataciones sorpresivas, flamantes directivas en algunos partidos, asesores políticos caros y de renombre, y cambios de camiseta por doquier, cambios que, a diferencia de los que sucede entre los equipos de fútbol, que estos cambios tienen un costo para el club contratante, en la farándula politiquera se dan como por generación espontánea, generalmente los “pases” son “gestionados” por el mismo interesado y la mayor parte de las veces despiden un tufo como a comida mal guardada.

No es raro entonces ver a figuras políticas otrora vestidas de azul y ahora de rojo, o viceversa, será por ello que algunos de estos “acomodaticios” seres prefieren los colores y los números combinados, lo que les permite cierta suerte del “todo vale” para explicar a sus sufridos como admirados electores el porque de su nuevo tono y su extenso número de lista, en ocasiones más parecido al de una cédula de identidad. 

Los Pases del Niño, propios de la época, continúan mostrándose como una manifestación cultural inigualable y representación de la fe religiosa.

“Por los años veinte de este siglo, un dictador venezolano de apellido Maduro, que padecía un raro como grave desorden mental, decretó (sic), la desdolarización en el Ecuador (¡!). Como era de esperarse, semejante decreto, no paso de convertirse en motivo de burla internacional” Esta podría ser, perfectamente, la reseña histórica de la última “madurada”, según la cual, el gorilón caribeño ha sellado ya la suerte de la dolarización en nuestro país. ¡Nos quieren hacer un “pase” por las galletas!  (O)

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